Ahora que Xabi Alonso es el entrenador del Real Madrid creemos oportuno aportar la historia que protagonizó como jugador cuando, según dicen, Negreira trabajaba para conseguir arbitrajes benévolos para el Barcelona. Alonso fue el gran beneficiado por el Negreira madridista, cuyo influjo vive y pervive en el fútbol español desde su fundación.

En dos palabras podemos definir a Xabi Alonso como jugador: ilustre leñero (aizkolari, por su origen tolosarra). Repartió sin miramientos tanto fútbol subterráneo, que fue su especialidad, como marrullerías varias. Se atrevió a todo y más, porque sabía que era inmune, como demuestra que, en los 145 partidos de Liga que jugó de blanco, recibió 53 tarjetas amarillas, pero ninguna roja. Sabía disimular muy bien e incluso fingía teatralmente ser la víctima. Era el fiel reflejo del Negreira eterno que ayuda a los blancos.

La comparación con las amarillas y rojas que vio en los demás equipos en que jugó es la mejor demostración de la barra libre de que dispuso en el Real Madrid. En la Real Sociedad recibió 37 amarillas y una roja, en 115 partidos. En el Bayern, en 79 partidos, 19 y 1. Y en el Liverpool, 26 amarillas y una roja, en 145 partidos, curiosamente la mitad de amarillas en los mismos partidos que jugó en el Real Madrid. Eso demuestra que en la Liga gozó de permisividad para sus desmanes,
pero en la Premier tuvo que bajar el listón.

Lo más curioso en su caso fue que el primer árbitro español que dirigió un partido de Alonso fuera de la Liga, le expulsó por doble amonestación. Ocurrió el 17 de febrero de 2015 (fecha histórica) cuando el Bayern visitó el Shakthar Donetz, en partido de Champions. Lo que ningún árbitro español se atrevió a hacer en sus 5 temporadas en el Real, Undiano Mallenco lo arregló en 65 minutos con dos
amarillas. Sin duda, alivió su mala conciencia y la de sus compañeros.

El sucesor de Alonso en el Real fue un tal Casemiro, otro ilustre leñero, en que 228 partidos de Liga le mostraron 55 amarillas y 2 rojas. Estas 2 rojas tuvieron también su miga. La primera fue en Valladolid, en el minuto 90, cuando el Real iba ganando por 1-3. La segunda, también en el minuto 90, contra el Barça, en un partido jugado en Valdebebas por el Covid. El Real también ganó (2-1). O sea, dos
expulsiones sin repercusión alguna por los escasos minutos que duraron.
Sospechoso, si más no.

Pero, como en el caso Alonso, también la historia de Casemiro tiene una segunda parte. En 2022 se fue al Manchester United y creyó que en la Premier le dejarían también cometer atropellos con total impunidad, como en la Liga. Dos expulsiones por sendas rojas directas tras cinco amarillas en 15 encuentros, amansaron la fogosa criatura que irrumpió en la Premier cual caballo desbocado. Se demostró una vez más que la Premier no tiene sus árbitros al servicio de un club. Casemiro,
pues, no pudo exhibir sus malas y violentas artes, como en el fútbol español, y ha quedado arrastrado por la decadencia del United.

Alonso y Casemiro fueron, pues, fiel exponente de los privilegios arbitrales que ayudan al Real Madrid. Algo que es demostrable sin conjeturas ni fabulaciones, sino con hechos y estadísticas.