Hansi Flick y su 'staff', mosqueados por el retraso de algunos jugadores del Barça

Hansi Flick y su 'staff', mosqueados por el retraso de algunos jugadores del Barça EFE

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La verdad sobre la última bronca de Flick a los jugadores por llegar tarde y el blindaje del vestuario del Barça

Hay dos cosas que el entrenador alemán no soporta: la impuntualidad y la intromisión externa en el ambiente familiar del vestuario 

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Hansi Flick representa un perfil poco habitual en los entornos del FC Barcelona. Por un lado es un tipo afable, cariñoso, empático, sensible, comunicativo y muy cercano. Un poco tocón, incluso, como se puede observar en la mayoría de los partidos. Es frecuente verlo abrazar a sus jugadores de forma paternal, un elemento que también ha contribuido a la unión que se vive en el vestuario. Sin embargo, al mismo tiempo es una especie de sargento de hierro que no concibe, ni permite, algunos comportamientos que se escapan de su manual de instrucciones. Las dos cosas que lleva peor son la impuntualidad y la falta de discreción. El técnico alemán es extremadamente celoso de la intimidad que se debe respirar en un vestuario profesional. 

En relación a los casos de impuntualidad, Flick se ha mostrado implacable desde el primer día. Los futbolistas tienen la lección bien aprendida y se desplazan con tiempo para evitar cualquier tipo de represalia del entrenador. Su autoridad en el vestuario es inquebrantable y la ejerce con el poder del que sabe que manda y no lo concibe de otra forma. Su inteligencia reside en saber ejercer esa capacidad de mando haciendo sentir cómplices y partícipes a quienes le deben seguir a la batalla. Pero si fallan y llegan tarde, saben que no se van a librar del castigo. El propio Jules Koundé lo ha sufrido en sus propias carnes hasta tres veces esta temporada, aunque luego ha sido recompensado por su implicación y excelente rendimiento, siendo el jugador más utilizado de la plantilla a pesar de no haber jugado el último partido por lesión. 

La última impuntualidad 

La anécdota más curiosa sobre los casos de impuntualidad surgió hace una semana, justo antes del Barça-Inter de la Champions. Las cámaras de vídeo captaron la mala cara de Flick al constatar que los futbolistas no llegaban al campo de entrenamiento a la hora que estaba prevista. La noticia se difundió como la pólvora porque los gestos de Flick, primero hacia su staff y luego a algunos jugadores, hablaban por sí solos. Sin embargo, en esta ocasión, el hecho de que todos llegasen tarde no fue culpa de su mala previsión, sino de que se alargaron con actividades pedidas por el propio club a los futbolistas. 

Se trataba de uno de los primeros entrenamientos tras ganar la final de Copa en Sevilla y el nuevo departamento del club que gestiona las redes sociales, Barça Identity, reclamó a los jugadores para hacer vídeos. En esta ocasión se alargaron más de la cuenta y justo antes de empezar el entrenamiento. Por este motivo, el caso afectó a muchos futbolistas y no a uno en concreto. La verdad es que los jugadores no habían llegado tarde a entrenar, sino que se alargaron más de la cuenta con los responsables de Identity para la grabación de un material audiovisual que es fundamental a la hora de llegar a más gente y aumentar los ingresos del Barça. 

Finalmente, todo quedó en una anécdota, pero Flick no pudo ocultar su evidente malestar al ver que en el campo de entrenamiento solamente estaban él y su staff a la hora acordada. Una situación que le pone de muy mal humor. 

Máxima discreción 

El otro aspecto que no soporta Flick es la filtración de información. El entrenador es tan discreto que, ante los medios de comunicación, evita dar detalles de muchas de las conversaciones que ha podido mantener con jugadores, con Deco, con el presidente Laporta o, incluso, con algún exentrenador del Barça. La única pregunta que esta temporada el club ha permitido formular a Hansi Flick desde Culemanía fue en su rueda de prensa de presentación. En aquella ocasión, le preguntamos al técnico sobre la charla que mantuvo con Pep Guardiola en Manchester, antes de ser entrenador del Barça. Flick respondió que "hablar con Pep siempre es inspirador", pero no deslizó ni una sola palabra sobre el contenido de aquella conversación. 

Hansi Flick y el 'staff' del Barça comen en el restaurante Gaudim

Hansi Flick y el 'staff' del Barça comen en el restaurante Gaudim

Este es solamente un ejemplo de muchos. Tanto en aquella primera rueda de prensa, donde también dejó varias preguntas sin responder, como después a lo largo de la temporada. Si bien es cierto que con el tiempo ha ido cogiendo confianza y se suelta más con los periodistas --por ejemplo, ya ha dejado muy claro que Szczesny será el portero titular en la Champions y en el clásico contra el Real Madrid--, todavía se resiste a entrar en el contenido de conversaciones con los futbolistas o la cúpula del club, porque las considera privadas. En cuanto a las alineaciones o estado físico de jugadores lesionados, solamente se moja cuando la decisión está meridianamente clara y se asume el eco que pueda tener su comunicación pública. En caso de albergar la más mínima duda o de creer que puede favorecer al rival, Flick omite la información. 

Vestuario blindado

Su afán de proteger al vestuario es tal, que incluso ha dado instrucciones de que el acceso a los jugadores esté más blindado todavía. Emulando un poco a Pep Guardiola, que fue el primero en alejar drásticamente a los medios de comunicación de los futbolistas, impidiendo la posibilidad de que prensa y plantilla siguiesen viajando juntos, como ocurría históricamente, Flick ha vetado el acceso hasta al personal de prensa del primer equipo.

Hansi Flick en una rueda de prensa de la temporada actual, escudado por Sergi Nogueras

Hansi Flick en una rueda de prensa de la temporada actual, escudado por Sergi Nogueras REDES

Sergi Nogueras y Xavi Guarte, responsables de los turnos de pregunta en las ruedas de prensa y de castigar a los medios que se portan mal, han sido parcialmente aislados. Siguen estando cerca de los jugadores en el terreno de juego, pero no tienen acceso directo al vestuario ni viajan de forma habitual con el autobús del primer equipo desde hace ya varios meses. Después de producirse algunas filtraciones que no han gustado a nivel interno, los dos responsables de prensa del primer equipo han pasado a estar un poco más al margen del día a día de los jugadores, aunque se mantienen lo suficientemente cerca para poder hacer su trabajo. 

Los médicos, como siempre 

Por ejemplo, desde hace un tiempo los miembros de comunicación ya no desayunan con los futbolistas. También fueron cambiados de despacho en la Ciutat Esportiva, pasando de estar en la planta alta, donde se encuentra el despacho del staff, a una planta inferior. Flick prefería tener a sus analistas más cerca y a la gente de prensa más lejos del vestuario. La norma afecta a otros compañeros del mismo departamento, pero en menor medida porque Nogueras y Guarte son los que suelen pasar más tiempo cerca del vestuario. 

El doctor Carles Miñarro junto a Lucas Gómez (izquierda) en la presentación del Barça de fútbol sala 2022

El doctor Carles Miñarro junto a Lucas Gómez (izquierda) en la presentación del Barça de fútbol sala 2022 FCB

Aunque trascendió que este blindaje podía repercutir también a los servicios médicos del club, por el momento no es así. Los médicos, incluido el recién llegado Lucas Gómez, que sustituye al tristemente fallecido Carles Miñarro --ambos estaban juntos el curso pasado como responsables médicos del fútbol sala--, están en el día a día de los jugadores como si fuesen parte del staff: almuerzos, comidas, hotel y desplazamientos. Flick entiende que esto debe ser así porque los médicos deben estar siempre cerca y al servicio de sus jugadores.

Hoteles y familiares 

No opina lo mismo el técnico del departamento de prensa, así como tampoco le hace mucha gracia que, en los desplazamientos, los jugadores se rodeen de sus familiares. Flick cree que una concentración es, precisamente, una forma de aislarse del entorno, ya sea el mediático, el exterior o el familiar, para poderse concentrar en sus obligaciones: el partido. El tema de los familiares es uno de los elementos que no convencen al míster y sobre el que se podrían tomar medidas en el futuro, aunque por ahora no sea un asunto prioritario. La verdadera prioridad es ganar al Inter, jugar la final de la Champions en Múnich y, entre medias, asegurar la Liga