
El artista Carlos Pazos
'Voy a hacer de mí una estrella'
Ahora se ve en la galería barcelonesa ADN una pequeña exposición que celebra el 50 aniversario de la obra inaugural de la trayectoria de Carlos Pazos
Carlos Pazos (Barcelona, 1949) es premio nacional de las artes, ha tenido retrospectivas de su obra en el Reina Sofía, en el MACBA y en Santa Mónica. Y sin embargo, hay muchos que no le conocen. Es algo que me extraña mucho. No me lo explico. Es un gran artista, y no abundan.
Cuando pienso en Carlos Pazos –y pienso en él con cierta frecuencia, sobre todo cuando, aquí y allá veo en alguna galería de arte alguna exposición colectiva donde se exhibe una de sus piezas— recuerdo también el final de un largo poema de Pavese, que abre su libro Lavorare stanca (trabajar cansa: título insuperable, por cierto).
Es un poema de carácter narrativo. Se titula I mari del sud, los mares del sur, y cuenta que un primo suyo, un primo de Pavese, unos años mayor que él, ha vuelto, después de pasar largos años en la Polinesia, al pueblo italiano donde ambos nacieron.
A contracorriente
Ha puesto una gasolinera que funciona más o menos sola, y los dos primos pueden dar largas caminatas juntos, por las colinas de los alrededores, charlando, y más a menudo callados. El primo le cuenta sus aventuras en aquellas remotas regiones que para nosotros, para nuestras generaciones, eran sinónimo del paraíso terrenal.
Al final Pavese le dice que tiene la suerte de haber vivido en tan maravillosos confines: Ma quando gli dico/ ch’egli è tra i fortunati che han visto l’aurora/ sulle isole più belle della terra,/ al ricordo sorride e risponde che il sole/ si levava che il giorno era vecchio per loro. O sea: pero cuando le digo que él está entre los afortunados que han visto la aurora en las islas más bellas de la tierra, sonríe al recuerdo y me dice que el sol salía y que para ellos el sol era viejo.

Carlos Pazos, en el Reina Sofía
Esta emoción crepuscular y melancólica de esfuerzos hechos en vano y de desilusión la asocio con la obra de Carlos Pazos, aunque tantas veces sus piezas sean celebratorias, hallazgos felices, que exaltan sin pretensiones la variedad y belleza del mundo y de las cosas, cosas muchas veces cotidianas, consabidas, en las que no reparamos, maravillosamente asociadas gracias a la imaginación y a la sensibilidad afiladísima del artista… Siempre hay en sus collages una puñalada de la melancolía.
Ahora se ve en la galería barcelonesa ADN una pequeña exposición que celebra el 50 aniversario de la obra inaugural de la trayectoria de Carlos Pazos, Voy a hacer de mí una estrella. En 1975, año de la muerte de Franco, estas fotografías y acciones de Pazos iban contracorriente. Eran irónicas y parecían delirantes, en el ambiente cultural moralista e izquierdista de la época. Él posaba como un actor de Hollywood, magníficamente vestido y maquillado y alimentaba un sueño de frivolidad, a contracorriente de los tiempos.
Recordando aquellos proyectos de hace nada menos que cincuenta años, ahora expone Pazos alguna de aquellas piezas y unos retratos actuales en blanco y negro, obra de Roberto Ruiz, en los que quien fue un joven descarado parece un trasunto de Marlon Brando como el coronel Kurtz al final de la película Apocalypse Now: “El horror, el horror…”, unidas por el lema “Más cornadas da el arte”.
Cosas eternas
A continuación --¿para qué tomarme la molestia de explicar lo que ya explican muy bien otros? Sería tonto-- reproduzco unos párrafos de la hoja de sala de la galería, que resumen toda esta historia:
“En otoño de 1975, junto con el fotógrafo Albert Cruells y la maquilladora M. J. Carandini, Pazos realizó una serie de veintiún retratos en blanco y negro, en la que simulaba las estrategias de los estudios cinematográficos de Hollywood para promocionar a sus estrellas. A raíz de su interés por esta estética, Pazos inició una colección de trabajos: fotografías, objetos, souvenirs, instalaciones y performances que iban construyendo una personalidad y una narración ficticias. Este nuevo proyecto mantenía un distanciamiento irónico entre el artista y su personaje, y trataba desde una perspectiva crítica la problemática de la imagen y su valor en la sociedad. Con la serie de fotografías Voy a hacer de mí una estrella, cuya elaboración coincide con la agonía y muerte de Franco, el artista comienza una serie de obras como artista-autor que se desarrollará durante los cinco años siguientes. La manipulación de la propia imagen como obra, creando un personaje, se relaciona con actitudes heredadas de Dalí y cercanas a Andy Warhol y Joseph Beuys, en cuya obra la asunción del mito se asocia a una transmutación narcisista en el proceso de conquista de una realidad hostil. Esta serie, que se expone en enero de 1976 en Vinçon, ejerce un efecto psicológico inmediato sobre el propio artista, que pasa bruscamente de ser un joven tímido y lacónico a convertirse en un hombre aparentemente locuaz y extrovertido”.
Simultáneamente, la editorial Meteorites Books, de Manuel Valls (Barcelona, 1952, otro tipo curioso, galerista, escritor y aventurero, pero del que sé poco y no puedo hablar mucho), acaba de publicar un librito titulado Ego que reúne algunas obras de Pazos, tras un prólogo de Martí Manent, el gran crítico catalán que vive en Oslo o en Estocolmo desde hace mucho tiempo. Creo que le vi por última vez hace veinticinco años. Qué cosas, ¿verdad?, estas cosas. Si eres un lector joven te parecerán remotas, pero están aquí, ahora, y son eternas. O casi.