Imagen de la serie 'El largo río de las almas'

Imagen de la serie 'El largo río de las almas' MOVISTAR

Cine & Teatro

Las (malas) calles de Filadelfia

Basada en la novela de Liz Moore 'El largo río de las almas', la serie deja muy buen sabor de boca con grandes actoresencabezados por Amanda Seyfried, a partir de una historia triste y melancólica

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Leí hace unos pocos años la novela de Liz Moore El largo río de las almas (editada aquí por AdN), una excelente mezcla de thriller y drama humano y social que me dejó muy buen sabor de boca y ganas de leer más libros de su autora. Cuando vi que Movistar anunciaba una serie basada en ella, me dio una alegría, ya que, a poco que se hubieran esforzado sus responsables, podría tratarse de un producto espléndido. Lo es. Y en ciertos aspectos (emocionales) supera al texto original, tal vez porque los actores, encabezados por Amanda Seyfried, muestran una notable capacidad de convicción y despiertan fácilmente la empatía del espectador.

El largo río de las almas es una historia triste y melancólica, aviso. ¿Funcionaría igual sin el asesino en serio que ronda por las malas calles de Filadelfia? No estoy tan seguro, ya que, aunque lo fundamental es la historia humana, el trasfondo criminal ejerce una interesante función de contrapunto narrativo que le sienta muy bien a la trama.

Imagen de la serie 'El largo río de las almas'

Imagen de la serie 'El largo río de las almas'

El largo río de las almas es la historia de dos hermanas. La mayor, Mickey (Amanda Seyfried) patrulla por el peor barrio de la ciudad, Kensington (donde nació) como policía. La menor, Kacey (Ashleigh Cummings) es una junkie de lo más tirado que se prostituye para pagarse los chutes y cuyos conatos de rehabilitación han salido todos mal. La madre, a la que ambas echan de menos, falleció por una sobredosis de heroína y Ashleigh nació con el mono puesto. Cada mañana, Mickey recorre el skid row donde malviven en precarias tiendas de campaña los drogadictos y saluda a muchas de las chicas que ahí agonizan más o menos lentamente: casi todas fueron al colegio con ella y Mickey siente su hundimiento como algo personal.

Identificar al asesino

Un día, Kacey desaparece y su hermana teme que haya podido ser víctima del asesino al que la policía persigue sin éxito y que puede ser un poli (ahí lo dejo para no incurrir en el spoiler).

La búsqueda de su hermana se convierte para ella en una obsesión que solo abandona para cuidar de su hijo de ocho años (más silencio al respecto para no cargarme las sorpresas de esta miniserie de ocho episodios) y recurrir a su antiguo compañero de patrulla, Truman Dawes (Nicholas Pinnock, al que podemos recordar de la magnífica serie británica Marcella), de baja por accidente laboral (o sea, un disparo en la pierna), que está enamorado de ella en silencio desde los tiempos en que compartían coche patrulla.

Imagen de la serie 'El largo río de las almas'

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Recuperar a su hermana, en todos los sentidos, e identificar a ese asesino que puede ser un poli son prácticamente las únicas actividades de la pobre Mickey Fitzpatrick. Aunque consiga ambas cosas, como demuestra ese melancólico happy end a medias, te quedas con la impresión de que a Mickey aún le queda mucho trabajo consigo misma, a ver si logra abandonar su hermetismo habitual y esa tendencia a encerrarse en sí misma que tanto lamenta su compañero Truman.

Drama humano

A un nivel emotivo, El largo río de las almas funciona a la perfección y aleja a la serie de otra con la que tiene puntos en común, Mare of Easttown (2021), en la que la poli atormentada era Kate Winslet y en la que el entorno urbano resultaba igual de deprimente. Como postal publicitaria de Filadelfia, El largo ritmo de las almas nunca recibiría la aprobación del alcalde. Cuando la visité en 2002, vi muchos lugares hermosos, pero ninguno de ellos aparece en la serie, ambientada exclusivamente en el barrio más cutre de la ciudad.

La adaptación de la novela corre a cargo de la propia autora y de Nikki Toscano. La fidelidad al original está asegurada. Y ambas han conseguido mejorar el texto, que ya era muy bueno, tal vez porque la historia llega más al corazón con imágenes y gente real. La dirección es excelente y resalta la presencia del metro elevado en Kensington, que se convierte rápidamente en un motivo recurrente.

En resumen, estamos ante un drama humano que es también un thriller con asesino en serie de lo más eficaz. Me gustaría saber más cosas de Mickey Fitzpatrick, por lo que agradecería que El largo río de las almas tuviese más temporadas, aunque haya que escribirlas directamente sin basarse en ningún libro. Quedan bastantes cosas colgadas en la miniserie que estaría bien ver resueltas en próximas entregas.