Mick Ronson

Mick Ronson

Músicas

La historia de Mick Ronson

El excelente guitarrista vivió su edad de oro en los años 70, cuando, tras formar una serie de grupos que no llegaron a ninguna parte, fue fichado por David Bowie para que fuese su mano derecha

David Bowie y los timos de la industria discográfica

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El pasado día 26 de mayo, Mick Ronson (Hull, Yorkshire, 1946 – Londres, 1993) habría cumplido 79 años y, probablemente, seguiría tocando la guitarra y mejorando el sonido de cualquier músico con el que colaborara. Aunque la revista Rolling Stone, según una clasificación del año 2012, solo le otorgara el puesto número 41 en su lista de los cien mejores guitarristas de todos los tiempos, para algunos, entre los que me cuento, Ronno (como le llamaban) estaría entre los primeros lugares de la lista, junto a Jeff Beck, Chris Spedding o Phil Manzanera.

La edad de oro de nuestro hombre tuvo lugar en los años 70, cuando, tras formar una serie de grupos que no llegaron a ninguna parte, fue fichado por David Bowie para que fuese su mano derecha. Hubo que ir a buscarlo a su Hull natal, donde se ganaba la vida como jardinero tras haber fracasado en sus primeras aventuras musicales. Ese encuentro, esa hermandad, fue fundamental para la carrera de Bowie, como puede comprobar cualquiera que escuche álbumes como The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, Aladdin Sane o Pinups.

Los portentosos guitarrazos de nuestro hombre, potenciados por una serie de pedales a los que era muy aficionado, le dieron a Bowie la fuerza y la sensibilidad necesarias para tirar adelante con su repertorio: no es del todo exagerado decir que el sonido de David Bowie en los años setenta le pertenece.

El mejor álbum de Reed

Los comienzos de la amistad no fueron especialmente prometedores. Cuando Ronson vio que Bowie lo quería vestir, peinar y maquillar para sumarse a su proyecto de glam rock, dijo que ni hablar, que él no era maricón y que se olvidara del asunto. Intuyo que cuando vio que con su nuevo socio podía llegar lejos, dejó de hacer el tiquismiquis, adoptó el disfraz de lagarterana galáctica y arrimó el hombro, creando con su jefe el sonido que más le convenía a éste durante la década de los 70.

El disco de David Bowie 'The rise and fallo of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars'

El disco de David Bowie 'The rise and fallo of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars'

La unión con Bowie le sirvió también para echarse novia, Suzanne Fussey (luego esposa y madre de sus hijos, Suzi Ronson, nombre con el que firmó una divertida autobiografía titulada Me and Mr. Jones: My life with David Bowie, inédita en España), peluquera del artista y responsable, a medias con la entonces esposa de éste, Angie, del peculiar mullet futurista que puede apreciarse en la portada de Aladdin Sane (1973).

Bowie y Ronson produjeron en 1972 mi disco favorito de Lou Reed, Transformer, que, según los puristas del niño de Coney Island, es un álbum de Bowie y Ronson por persona interpuesta (Reed siempre ha renegado de Transformer, aunque ha sido su elepé más vendido).

Con la tendencia de Bowie a evolucionar constantemente y descolocar a sus fans con cada nuevo disco (tardé lo mío en entender y disfrutar Young Americans, su incursión en lo que él llamaba Plastic funk), era lógico que Mick Ronson acabara teniendo que buscarse la vida con otros socios.

Tres discos muy decentes

Fue así cómo mantuvo una relación musical de dos décadas con Ian Hunter, el líder de Mott the Hoople, brillando especialmente en el disco de 1975 You´re never alone with a schizophrenic (que incluye la apabullante Life after death). Ese mismo año lo fichó Bob Dylan para su Rolling Thunder Revue, embarcándolo en una de sus giras interminables.

Portada del álbum de Lou Reed 'Transformer'

Portada del álbum de Lou Reed 'Transformer'

Mick Ronson nunca fue un gran compositor, pero logró grabar en solitario tres discos muy decentes: Slaughter on 10th Avenue (1974, el primero y el mejor), Play don´t worry (1975) y Heaven and Hull (incompleto, pero tuneado por los amigos y publicado póstumamente en 1994).

Dada su formación clásica (estudió piano, flauta, violín y armonio antes de decantarse por la guitarra), Ronson fue el socio ideal para Bowie (que en esa época era incapaz de leer una partitura), para Hunter, para Dylan y para cualquiera que requiriese sus servicios. En eso seguiría si no se lo hubiese llevado por delante un cáncer de hígado a los 46 años.

Los interesados en profundizar algo más en la vida y milagros del señor Ronson pueden asomarse (o intentarlo) al documental de 2017 Beside Bowie: the Mick Ronson story, narrado por su antiguo jefe, que puede verse, teóricamente, en Apple TV, aunque yo no lo he encontrado por ninguna parte. Está editado en DVD. Algo es algo.