"No podemos garantizar una seguridad al 100%. Seguirán ocurriendo cosas. Pero hemos ganado en conocimiento y en coordinación entre cuerpos policiales". Esta era la reflexión de Josep Lluís Trapero, director general de la policía catalana, al referirse a la actual amenaza terrorista.
Y es que si alguien vivió de cerca los atentados del 17 de agosto de 2017, ese fue el Major de los Mossos, quien coordinó el frenético dispositivo policial hasta que la amenaza fue completamente desarticulada.
Aquella misma noche, Trapero se convirtió en un héroe para la sociedad catalana. Su gestión fue elogiada por organismos internacionales y, por primera vez en su historia, la policía catalana, "dejaba de estar cuestionada".
Sin embargo, ese breve oasis de reconocimiento duró bien poco. Con la llegada del referéndum ilegal del 1 de octubre, los Mossos --y especialmente Trapero-- pasaron de ser los grandes ídolos a ser vistos como unos auténticos traidores por una buena parte de la sociedad catalana.
El 'major' Trapero de los Mossos d'Esquadra
Una reputación a la deriva
Esa reputación, marcada --según Trapero-- por un constante menosprecio a la policía catalana, ha seguido lastrando al cuerpo hasta la actualidad. Situación que se agravó de forma notable tras el fallido operativo para detener a Carles Puigdemont, el pasado 8 de agosto de 2024.
"Fue un mazazo para la imagen del cuerpo", reconoció Trapero en el programa Hora 25 de la Cadena SER. También para muchos agentes que, según sus palabras, "trabajan con toda su dignidad cada día".
Nuevas competencias, viejas dudas
Ante estos últimos acontecimientos y con el anuncio de la delegación de las competencias en materia de inmigración y fronteras a los Mossos d'Esquadra, surgieron comparaciones y recelos.
"Si no son capaces de detener a un político prófugo, ¿cómo van a controlar las fronteras y evitar que Cataluña se convierta en un coladero de terroristas?
Miembros de una milicia del Estado Islámico en Siria
Los sindicatos de Policía Nacional fueron los primeros en alzar la voz tras conocerse que la policía catalana está un paso más cerca de asumir el control fronterizo con Francia. Su principal temor es que la "falta de experiencia" en ese ámbito sea aprovechada por organizaciones terroristas para colarse en España.
Sin embargo, voces expertas en la lucha antiyihadista consideran ese temor infundado. Aunque reconocen un riesgo mínimo en los primeros meses, insisten en que "una vez pase el tiempo, lo harán como cualquier otra policía".
Fuentes policiales y del ámbito académico coinciden: el trabajo en puestos fronterizos es complejo y requiere formación específica. Aunque reconocen que asumir esa especialización llevará tiempo, valoran el potencial de los Mossos.
Efectivos de la Policía Nacional realizan controles en La Jonquera (Girona), en la frontera con Francia
La clave está en los recursos
El problema no radica en la capacidad del cuerpo, sino en los recursos humanos y materiales con los que cuenta actualmente para afrontar este nuevo reto. Tanto sindicatos como la conselleria coinciden en señalar la falta de personal como el mayor escollo.
De hecho, la consellera de Interior y Seguridad Pública, Núria Parlon, adelantó a mediados de febrero que los Mossos podrán comenzar a asumir el control de puertos y aeropuertos a partir de septiembre de 2025, pero pidió tiempo para preparar la estructura necesaria.
Parlon fue muy clara: hacen falta más agentes. Una sinceridad que los sindicatos de Mossos han valorado y agradecido.
La voluntad 'versus' los medios
Los sindicatos de Mossos d'Esquadra se muestran expectantes ante este nuevo escenario. A preguntas de este medio, desde el sindicato SAP-FEPOL valoran positivamente el reconocimiento y la confianza creciente hacia el cuerpo autonómico, pero advierten de que este debe venir acompañado de un incremento de recursos.
"Esa es la idea de ser una policía integral, y no nos opondremos a tener más competencias", afirman. "Pero no lo podremos asumir con los recursos actuales".
Furgonetas de Mossos d'Esquadra en una imagen de archivo
Desde la organización sindical insisten en que no se trata de una cuestión de voluntad, sino de medios: personal, formación y equipamiento adaptado a las nuevas funciones. "La ciudadanía espera mucho de nosotros, y nosotros queremos estar a la altura. Pero necesitamos que se nos dote de las herramientas necesarias para hacerlo", concluyen.
De este modo, en un contexto de alerta terrorista 4 sobre 5 y con las fronteras en el punto de mira, el reto ya no es demostrar si los Mossos están capacitados, sino si se les permitirá estar realmente preparados.