Los daños colaterales de la lucha contra el abuso de los antibióticos: los veterinarios catalanes, sin recetas

Tras el Covid-19, Europa lleva cinco años diseñando planes para esquivar las futuras pandemias, que llegarán, más pronto o más tarde, de la mano de la emergencia climática, con la degradación del medio ambiente, la sobrepoblación y la explotación de los recursos.

Entre todas las variables que se han contemplado, uno de los focos de atención alumbra la cuestión de la resistencia a los medicamentos y la rápida evolución de los agentes infecciosos. Muestra de ello es, de nuevo, la velocidad con la que el virus SARS-CoV-2 fue capaz de evolucionar en nuevas variantes una vez se empezó a vacunar a la población.

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En España, la lucha contra la resistencia a los antibióticos, que centra la atención en el sector ganadero, ha puesto en pie de guerra a los veterinarios de mascotas, que se rigen en este sentido por la misma normativa, pese a trabajar en un escenario completamente distinto.

Tras meses de reclamaciones al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, los veterinarios se manifestarán este domingo por segunda vez en diferentes capitales de provincia; los catalanes lo harán en Girona y Tarragona. Reivindican que el sector ganadero y el de las mascotas funcionan distinto y piden al Gobierno que se siente a negociar con ellos: “La única respuesta que hemos tenido es que nos apañemos”, asegura Alba Nieto, portavoz de la plataforma Vet Warriors a Crónica Global.

Resolución europea

En 2017, la Organización Mundial de la Salud ya alertó de que el 80% de los antibióticos que se consumen a nivel global son destinados a la ganadería y de que éstos se estaban usando de un modo desproporcionadamente extensivo respecto a lo necesario para combatir las enfermedades. Como resultado, docenas de los microorganismos patológicos más comunes estaban creando tolerancia a la medicación, convirtiéndola en inservible.

Manifestación de veterinarios ante el Congreso de los Diputados, en mayo de este año Europa Press

Teniendo en cuenta que una gran parte de las enfermedades que afectan a los humanos tienen su origen en otros animales y que éstas se tratan con los mismos principios activos, el Parlamento Europeo emitió el 1 de junio de 2023 la resolución 2023/2703 sobre la acción para luchar contra la resistencia a los antimicrobianos con una serie de medidas que los estados miembros debían adoptar.

Baja el consumo a la mitad

“En animales de granja, la normativa ya se aplica por completo”, explica Ramon Cedó, presidente del Col·legi de Veterinaris de Girona, quien se dedica al sector ganadero. Según datos del organismo, el consumo de antimicrobianos para animales en la provincia ha bajado a la mitad en los casi dos años de aplicación del Real Decreto.

Cedó, de hecho, se une a la premisa europea: “Estamos de acuerdo en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos”. Sin embargo, considera que la normativa implica daños colaterales para los veterinarios de mascotas, que también ven limitada su capacidad de administrar medicamentos a sus pacientes.

En Cataluña, sólo el 0,8% de los antibióticos usados en animales se administra a mascotas, según la información ofrecida por Vet Warriors.

El artículo 39.1

En respuesta a la revolución europea, el Gobierno español publicó el Real Decreto 666/2023 el 18 de julio del mismo año, el cual regula la distribución, prescripción y dispensación de uso de medicamentos veterinarios, con el objetivo de reducir la sobremedicación de los animales y mejorar el control de la administración de cada dosis.

La nueva normativa entró en vigor al día siguiente, a excepción del artículo 39.1, que hace referencia a la obligatoriedad de comunicar al Ministerio los datos de las prescripciones de antimicrobianos, el cual, para el caso de los animales de compañía, no se aplicaba hasta el 2 de enero de 2025.

Este es, precisamente, el punto controvertido por el que ahora los veterinarios se han movilizado en toda España. Según el presidente del Col·legi de Girona, para el caso de las mascotas, que se tratan individuo a individuo, “se controla mucho mejor el uso de antibióticos si se deja hacer a los veterinarios”, en vez de dictárseles con una normativa que consideran demasiado rígida.

Presión a las farmacéuticas

Nieto detalla que desde enero no pueden usar medicamentos off label: no pueden emplear soluciones para casos que no estén específicamente identificados en el prospecto. Es decir, si en un paquete de amoxicilina no se indica que se pueda usar para curar mucosidad en conejos, no se podrá tratar al animal con este producto, aunque así lo recomienden las guías médicas.

“Esto es una estrategia para presionar a que las farmacéuticas actualicen los prospectos, pero lo pagamos nosotros”, comenta la veterinaria. Señala que, para muchos medicamentos, se descubren nuevas aplicaciones una vez ya están a la venta, pero las compañías no siempre renuevan las cajetillas.