
Interior de la Llibreria Sant Jordi CEDIDA
Cristina Riera, propietaria de la desaparecida librería Sant Jordi: "Darle una segunda vida nos haría superfelices"
Los responsables del local celebran el primer 23 de abril con las persianas bajadas: "Está siendo muy triste"
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Sant Jordi es una fecha muy querida por los catalanes. Más allá de las calles llenas de libros y rosas, los rostros de los ciudadanos se visten con una gran sonrisa. La felicidad de compartir el amor con la persona amada y la pasión por la cultura incita a ello. Pero este 2025, esa sonrisa se ve algo apagada.
Desde el pasado febrero a Cataluña le falta uno de esos espacios que olían a historia y a letras. Un local que luchó durante décadas contra la despersonalización de Barcelona y lo hizo con la fuerza de los libros. Hasta que ya no pudo.
La librería Sant Jordi cerraba sus puertas el pasado mes de febrero, dejando huérfana de originalidad a la calle Ferran de Barcelona. La muerte de su propietario, Josep Morales, fue la estocada que acabó por rematar este emblemático establecimiento del barrio Gòtic de Barcelona.
“Hacía diez años que sabíamos que el contrato llegaba a su fin”, recuerda su pareja, Cristina Riera, en conversación con Crónica Global. Durante todo este tiempo se estuvo hablando con el Ayuntamiento de Barcelona para poder salvar la librería, pero ha sido imposible.

Viandantes frente a la librería Sant Jordi
“No hay ningún tipo de protección real de los establecimientos emblemáticos”, lamenta. Si bien “han tratado de establecer una medición” con los actuales propietarios del local para que no les echaran, las políticas públicas, son “escasas”. “Ahorrarse el IBI no es nada” para un propietario, admite.
“Es muy triste”, lamenta la también miembro del equipo directivo del festival L’Alternativa de Barcelona, ahora devenida librera. Lo hace con voz pausada. El dolor por la muerte de Josep sigue ahí.

Josep Morales en la librería Sant Jordi CEDIDA
Ella fue la encargada de dar la noticia, tanto de su fallecimiento como del cierre de la librería. Y este 23 de abril va a ser complicado. Va a ser el primer Sant Jordi sin la Sant Jordi.
Riera recuerda que por estas fechas, con Josep, ponían una parada en la plaza Sant Jaume de Barcelona, entre la Generalitat y el ayuntamiento. “Era un sitio amable para estar”, recuerda. Lo suficiente alejado del bullicio de Las Ramblas y con un amplio espacio para los lectores y compradores para consultar los libros a la venta.

Josep Morales durante un Sant Jordi en la Plaça Sant Jaume CEDIDA
"Cada año venían familiares desde Mallorca", de donde es ella, “y amigos que se acercaban” para vivir el Día del Libro y de la rosa con Josep y los suyos. “Se me hace muy triste un Sant Jordi con la plaza Sant Jaume sin librerías”, comenta.
Riera y los amigos de la librería están tratando de revertir la situación. Tienen claro que para este Sant Jordi no llegan a tiempo, pero quién sabe si van a poder vivir otro más adelante. Como bien recuerdan, cuando anunciaron el cierre de la librería ya vivieron su particular Sant Jordi y si tuvieran otro especial este 2025 sería porque hay buenas noticias.

Interior de la Llibreria Sant Jordi CEDIDA
Tras conocerse la muerte de Morales y el cierre de la librería, sus clientes e incluso gente que nunca pasó por allí, pero que supieron apreciar el valor de un establecimiento histórico, se movilizaron para rescatarla de algún modo.
Desde el local, hicieron una liquidación por cierre, mientras trabajaban en paralelo con el ayuntamiento para encontrar una salida a esta situación. Lamentablemente, esta no ha llegado y ha llegado Sant Jordi y las puertas de la librería siguen cerradas desde febrero.

La librería Sant Jordi cerrada Barcelona
Por primera vez desde su inauguración, en 1983, el local va a permanecer cerrado por el día más querido de los catalanes, Aunque, con suerte, puede ser el único que vivan de esta manera.
“Hay una probabilidad bastante real de que se vuelva a abrir”, confirma Riera. En enero, tras la movilización ciudadana y el eco mediático, el consistorio se comprometió a garantizar la supervivencia de la Sant Jordi. Claro que, como apunta Cristina, “si la librería se salva será por la gente”, sentencia.

Librería Sant Jordi CEDIDA
Algunos grupos políticos se preocuparon estos años para que este momento no llegara, pero todo ha sido insuficiente. “Llevábamos diez años avisando y la única propuesta vino del gobierno de los Comuns, que ofrecieron la posibilidad de trasladarnos”, comenta Riera.
Esta opción, por ahora, no está sobre la mesa. Si la librería resucita será en el mismo local de la calle Ferran y con los mismos muebles que, por ahora, tratan de salvaguardar como pueden. Nadie les ha ofrecido un espacio para ellos.

Cristina Riera y Josep Morales en la librería Sant Jordi CEDIDA
Las negociaciones siguen abiertas. Riera prefiere no avanzar acontecimientos. Solo indica a Crónica Global que, si todo sale bien, la Sant Jordi reabrirá donde siempre estuvo y como una librería. Y no una cualquiera. “Queremos que sea lo más personal posible”, adelanta. Las cadenas parecen estar descartadas y, como admite Cristina, "darle una segunda vida a la librería nos haría superfelices".
Los sentimientos, por ahora, están encontrados. El número 41 de la calle Ferran tendrá la persiana bajada este Sant Jordi. Las redes sociales de la librería permanecen inactivas. “Está siendo muy triste”, afirma emocionada. Aun así, parece haber luz al final del túnel. Y todo gracias a la gente.