Nacho Duato está de vuelta de todo. Lleva 15 años viviendo en Rusia siendo el director del Ballet del Teatro Mikhailovsky de San Petersburgo. Salió eyectado de España cuando lo despidieron de la Compañía Nacional de Danza “porque me dijeron que eclipsaba al ministro de Cultura”, confiesa. Ahora confiesa que ni se siente español ni es marca España, pero que lleva el Mediterráneo con él.
De todas esas vicisitudes ha salido fortalecido. Tiene 68 años, una compañía de danza que lleva su nombre, hace giras por todo el mundo, le piden óperas… No se detiene. No puede, ni quiere, “sino me muero”, asevera a Crónica Global.
Así es como llega este fin de semana largo al Teatre Tívoli de Barcelona. Hasta el 4 de mayo, la Compañía Nacho Duato, representa los primeros ballets del bailarín. Lo hacen sin él en escena, pero con la fuerza y la técnica que ha enseñado a los alumnos de su escuela.
La potencia del espectáculo se nota en la platea en los primeros minutos. Los cuerpos de estos bailarines están impregnados de la fuerza que, todavía hoy, tiene Nacho Duato. Él ya no desafía la fuerza de la gravedad con sus saltos (porque no quiere), pero sí las reglas de la danza. Y de lo políticamente correcto.
Entrevista a Nacho Duato
- ¿Cuántos años ha estado sin venir a Barcelona?
- La última vez antes del 2010. Cuando me fui de España ya no volví aquí.
- ¿Cómo han sido esos años?
- Pues mira, llevo 15 años en Rusia, con un intervalo de cuatro en el Staatsballett Berlin, pero sin dejar Rusia. Y en este tiempo he hecho ya todos los clásicos. Me falta Raimunda, que lo estreno el 26 de marzo con una compañía con 180 bailarines. He hecho una ópera, Carmen, que salió muy bien.
- ¿Cómo es su vida en Rusia? Porque la imagen de Rusia ahora mismo...
- La imagen de Rusia no, es la imagen de Putin. Es muy difícil disociar el ciudadano del dictador, pero yo empecé a estudiar en Londres cuando había una dictadura y me aceptaron. No dijeron “a este no, que es un dictador”.
- En cambio, aquí los rusos no pueden venir porque a los cantantes no los contratan, los bailarines no hacen las giras o han pretendido que no se le hagan. Los mejores músicos del mundo, Tchaikovsky, Prokofiev, Stravinsky, y algunos de los mejores bailarines son rusas y cuesta mucho invitarles.
- Claro, pero al colectivo no se le tiene mucho aprecio, por ejemplo.
- En Rusia, la vida para los artistas es una maravilla. Fíjate que yo al mes hago 20 espectáculos de danza, 15 de ópera y todos los sábados y domingos hay matinal para los niños. Eso aquí es impensable. No se llenaría el público, allí sí.
Entrevista a Nacho Duato
- ¿Y por qué diría que allí hay tanta tradición de danza y aquí no se ha logrado tanta?
- Esto es ya de hace tiempo. Pero vamos, que no hay una educación transversal, no es una educación sensible. Cuando uno es demasiado inteligente lo apartan y, en cambio, le ponen un profesor particular al que no le gusta estudiar. Si no te gusta estudiar, que se ponga de mecánico, de pintor, de bailarín. Y al que va mejor hay que ponerle un profesor particular para que siga destacando. Es todo un desastre. Las humanidades son importantísimas, la filosofía es aprender a vivir, a compartir.
- Luego, los niños lo tienen muy difícil para experimentar un poco de belleza, porque para eso has de tener tiempo y ahora como los padres lo apuntan a a todo: gimnasio, no sé qué, chino. ¿Para qué? Mejor llevarle a una escuela de ballet.
- Cuando hice Prodigios pude ver a niños jóvenes de 12 a 10 años tocar un instrumento, un violín, una sonata de Bach, cantar áreas… Divino. Y bailar. Los niños que bailan son mucho más expresivos, saben compartir, son más empáticos, son mucho más sensibles y eso nos hace falta en este país.
- Claro, pero también hace falta ser de una clase social, ¿no?
- No lo sé ahora. En mi época sí. A los pijos nos llevaban a Santander, teníamos un palco. En la época franquista nos llevaban a la ópera. Ahora no, ahora un colegio público tiene que enseñar música.
Entrevista a Nacho Duato
- ¿Y como lo hace?
- Bueno, yo siempre lo digo. ¿Porque no vienen aquí todas las escuelas y universidades a ver nuestr espectáculo? Por ley. Yo cuando iba a Nueva York a bailar, la compañía por ley tenía que dar un espectáculo gratis a los jóvenes. Esto podría hacerlo el Ministerio Cultural, en lugar de hacer estupideces como las hace.
- ¿Quién es este señor? Un economista. ¿Qué sabe de ballet? No fue a la apertura de la Catedral de Notre Dame, porque iban sus hijos al circo. Este país no tiene un teatro estable ni para danza, ni para ópera, ni para drama, y hay un teatro para circo. Me encanta, ¿eh? Y el Teatro Real funciona bien, pero cuando voy a mí no me saludan.
- ¿Por qué?
- Porque les digo lo que pienso. Lo tratan como si fuera una sala de cine. Una obra va unos días y se va. Mira, yo he hecho mi Bella durmiente 250 veces y Carmen lleva ya dos años y lleva 80 representaciones. Está en el repertorio. Aquí nada. Yo he bailado más de 200 veces Romeo y Julieta en Rusia, lo bailé tres veces en el Teatro Real y cuando les dije de hacer lo mismo al año siguiente me dijeron que ya lo había hecho. Yo siempre digo que la R del teatro no es de real, es de rico.
Entrevista a Nacho Duato
- ¿Eso hace que el público se distancie de la danza y la vea elitista?
- Solo hay 15 espectáculos al año de danza aquí. Mira, yo acabo de venir a Ciudad del Cabo, con ayuda del Ministerio de Exterior, vinieron cinco embajadores y el ministro de Cultura. Putin ha venido cuatro veces a mis estrenos. Es un dictador, ya lo sabemos, pero ha venido.
- Y hace políticas contra los gay. Aunque apueste por usted. No sé cómo lleva eso.
- Es verdad que no hay la libertad de expresión. Yo digo lo que me da la gana, yo estoy en una situación privilegiada, he salido del armario en el Pravda, todo el mundo sabe que soy gay. Pero detrás de mi teatro hay toda una metida llena de discotecas gay, con travestis, saunas, Grindr y demás. La cosa está como en la época de Franco aquí, bueno, mejor.
- Yo paseo por la avenida Nevski y cada vez veo a más chicos con collares y pendientes. Ten en cuenta que hace 30 años eso era la Unión Soviética, y aquí hace 40 te metían en la cárcel por besarte con un chico por la calle. Yo, a veces digo, no sé si prefiero besarme en la calle con mi novio –que nunca lo he hecho ni me gustaría hacerlo, ni tengo un novio ni lo quiero– o que hubiesen compañías estables de teatro, de ópera, que los niños leyesen… No sé dónde me gustaría vivir más, porque follar, follas donde puedes. (Ríe).
- No, pero yo creo que eso tiene que cambiar, hay que darle tiempo. Tras Franco también pasó mucho tiempo hasta que tuvimos ciertas libertades. Todavía tenemos a los franquistas en el Congreso y otras partes. Vox sale de ahí, como Fraga de Fuerza Nueva.
Entrevista a Nacho Duato
- Bueno, vamos a hablar de este espectáculo que ofrece en Barcelona.
- Son todos mis ballets. Son de los primeros ballets, porque como es esta compañía joven le pegan los primeros ballets, que eran una ventana abierta al mundo y a la naturaleza. Luego ya esa ventana, cuando he ido creciendo, se ha convertido en una puerta más pesada, más oscura, hacia unos pasillos más lúgubres y tenebrosos.
- ¿Cómo es eso?
- Cuando ocurrieron los atentados del 11-M yo vivía a 200 metros. Desde entonces, pensé, no podemos seguir con ese rollo María del Mar Bonet y el Mediterráneo, que me encanta y lo necesitamos. Yo hablo de él y de la naturaleza, pero desde entonces, en mis trabajos, siempre hay algo misterioso por debajo, siempre está la muerte rondando por algún lado o el miedo a la eternidad, el miedo a lo desconocido.
- En el 2004, hice Herrumbre sobre las guerras, sobre los maltratos y las torturas, luego he hecho otro sobre las drogas, porque mi hermana murió de heroína, otros sobre racismo, sobre el erotismo…
Entrevista a Nacho Duato
- ¿Cómo se muestra eso?
- La danza es como la poesía. Yo te doy un pellizco para que tú pienses sobre eso. Hay muchos velos, pero en tu cerebro queda todo eso. Es como la poesía. Una buena poesía valen más que mil bombas. La danza no sé si puede llegar a tanto, pero es lo que intento.
- 68 años y sigue con esa energía, no para de trabajar y viajar. ¿Cómo se hace?
- Porque odio las vacaciones. Desde pequeño. Sin ser patético ni dramático, creo que todo aquel que se mete en este mundo, es porque quiere salir de este aburrimiento y de este infierno. Yo creo que si no hiciese todo esto que hago, me muero.
- No molesta que con tanto trabajo hecho, usted que proyecta la marca España…
- A mí, me importa tres pepinos España. Me acusan de no sentirme español. ¿Qué es ser español? Yo soy mediterráneo y aquí en Barcelona con los catalanes me encuentro en casa, que hablan casi el mismo idioma. Luego igual en Andalucía no me siento tanto. En Beirut me siento en casa también y en otros muchos sitios.
- ¿Qué es España? Yo no sé lo que es. Por eso, no soy marca España. ¿Qué es marca España? Todo peineta y España es mucho más que eso. Jordi Savall, el siglo de eso sí lo es para mí España, no todo eso de la peineta.
Entrevista a Nacho Duato
- Pero no le molesta no ser reconocido, el despido de la Compañía Nacional de Danza…
- Ellos ya saben que se equivocaron, pero no pasa nada. Yo que voy a hacer… Yo me gasto en cada producción 3 millones y medio.
- ¿Y con la compañía propia privada?
- ¿Aquí? Los trajes me costaron 2.000 euros. Me fui a Decathlon y compré cinco pantalones y unas zapatillas. He dado 80.000 euros de becas.
- Lo importante para mí en este proyecto no es que tengamos muchas funciones, es dar oportunidades a los niños que no pueden pagarse los estudios, pero que tienen condiciones y no tienen dinero. Eso y formar a jóvenes bailarines para que luego vayan a hacer audiciones por todo el mundo y que les contraten.
- Mi máximo interés es en formar bailarines. Actuaciones, giras, y eso tengo demasiadas ya en mi vida. Pero es muy importante para ellos que pisen el escenario y vas a ver lo bien que están. Son la niña de mis ojos.