El fronterizo castillo medieval olvidado en las montañas de Cataluña: dos recintos, mil secretos

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Historia

El fronterizo castillo medieval olvidado en las montañas de Cataluña: dos recintos, mil secretos

Esta fortaleza milenaria del siglo X guarda en su interior una iglesia y varias salas que han ejercido diferentes funciones a lo largo de los años

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Cuando uno piensa en las montañas catalanas, su imaginación lo lleva a los Pirineos, a Montserrat o al Montseny. Pero Cataluña tiene otras y esconden grandes tesoros.

La mayoría de ellos son castillos e iglesias, algunos más conocidos que otros. Hoy es el turno de hablar de uno de los que permanece oculto en el interior de Cataluña y que fue un enclave importantísimo en la historia del territorio.

Se trata de una fortaleza de carácter fronterizo, a pesar de encontrarse a tan solo 65 kilómetros de Barcelona. Ahora, apenas delimita el territorio y aún menos es considerado un elemento estratégico de defensa. Aunque eso no quita su imponencia.

Es fácil verlo. Se encuentra a más de 450 metros de altitud, en una colina que domina visualmente el paisaje de la cuenca de Òdena. Allí, el Castillo de Claramunt se alza como una de las fortificaciones medievales más importantes de la Cataluña interior. 

Un castillo de frontera para proteger la Marca Hispánica

Documentado desde finales del siglo X, este castillo situado en el término municipal de La Pobla de Claramunt formó parte de la red defensiva de la Marca Hispánica. Su función era asegurar el territorio en la frontera entre los dominios cristianos y el al-Ándalus. Su importancia: estructurar el control político y militar de la zona durante siglos.

El conjunto arquitectónico se distribuye en dos recintos diferenciados, adaptados a la topografía abrupta del cerro. Son dos recintos amurallados cargados de secretos: uno inferior, más funcional, y uno superior, donde se ubicaban las zonas nobles. 

Torre del Homenaje

En la parte alta se conservan la torre del homenaje, torres circulares, salas góticas, un aljibe y los restos de antiguos espacios administrativos. El recinto inferior, de carácter más funcional, acogía los espacios de almacenamiento, las estancias de servicio y las zonas habitacionales auxiliares. Esta parte, organizada en torno a un amplio patio irregular, bordeado por murallas de piedra, que aún conserva los cimientos de distintas estructuras de soporte. 

Una escalera de acceso empedrada conecta este nivel con el recinto superior, al que se accede por un portón ojival protegido por torreones. La parte noble del castillo se encuentra en el recinto superior

Diferentes castillos arquitectónicos

Allí se conservan la torre del homenaje, varias torres circulares de vigilancia, los restos de una sala de armas y una cisterna excavada en la roca para recoger el agua de lluvia. Las construcciones muestran una evolución arquitectónica que abarca desde el románico hasta elementos tardo-góticos, resultado de las distintas fases de ampliación, destrucción y reconstrucción. 

La disposición defensiva del conjunto es clara: ángulos de visibilidad extensos, control sobre el desfiladero del río Anoia y un sistema de murallas concéntricas que dificultaban el acceso a los niveles superiores.

Una iglesia escondida

Otro elemento especialmente destacado es la iglesia de Santa Maria del Castell, situada dentro del recinto superior. Construida en el siglo XI, responde al modelo del románico lombardo con planta basilical, ábsides semicirculares y decoración con lesenas y arcos ciegos. 

Aunque en la actualidad solo se conservan dos de los tres ábsides originales, la estructura aún permite apreciar el carácter monumental del templo y su integración en la vida religiosa del castillo.

Guerras, asedios y ejecuciones

Durante la Edad Media, el Castillo de Claramunt fue propiedad de los vizcondes de Àger y, posteriormente, de la influyente familia de los Cardona, una de las casas nobiliarias más poderosas de la Corona de Aragón. En el siglo XV, durante la Guerra Civil Catalana, el castillo fue asediado por las tropas de la Generalitat, que ordenaron su destrucción parcial como castigo por el apoyo de los Cardona al rey Juan II. 

Ya en 1484 fue restaurado por Joan Ramon Folc de Cardona, conde y virrey de Nápoles, que conservó su función militar y administrativa. Entre los siglos XVI y XVII, el castillo se convirtió en sede judicial y administrativa de la baronía de la Conca de Òdena. 

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Los archivos conservan registros de juicios, ejecuciones públicas, penas de galeras y castigos corporales dictados en su interior. La capilla, el patio de armas y el antiguo salón de juicios fueron testigos de esta transformación del espacio desde fortaleza feudal a centro de poder señorial.

La arquitectura del castillo, construida mayoritariamente con piedra local de tonos cálidos, conserva aún tramos originales del lienzo de muralla, saeteras, almenas y pasadizos interiores. 

Un castillo a visitar

Algunos sectores han sido restaurados en décadas recientes, especialmente durante las campañas de consolidación de los años 1980 y 1990, pero la intervención ha respetado el volumen original y los materiales tradicionales.

En la actualidad, el acceso al castillo se realiza a pie desde el núcleo urbano de La Pobla de Claramunt. El sendero de ascenso sigue un trazado histórico de aproximadamente 1,5 kilómetros y unos 30 minutos de duración, durante el cual se atraviesa un entorno natural de pinar mediterráneo. 

Cómo llegar

Desde Barcelona, se llega a La Pobla de Claramunt por la A-2 en dirección Igualada, tomando la salida 559 hacia la C-244 en dirección Capellades. Una vez en el municipio, el camino hacia el castillo está señalizado desde el centro urbano, donde existen varias zonas de aparcamiento gratuito.

Desde Lleida, el trayecto en coche implica seguir la A-2 dirección Barcelona hasta la salida 545 (Jorba), y continuar por la C-15 en dirección sur hasta llegar a la conexión con la C-244.