
Laura Borràs EUROPA PRESS
Sin rastro del 'chiringuito' que le prometieron a Borràs a cambio de apartarla: "Junts no tiene ni un duro"
La expresidenta de los posconvergentes, que conoció ayer que la fiscalía rechaza indultar su condena por corrupción, está "muy decepcionada" con Puigdemont, que se comprometió en octubre a impulsar una nueva fundación para "darle una salida digna" y todavía no ha movido "ni un dedo"
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No corren buenos tiempos para Laura Borràs. La expresidenta de Junts conoció ayer que la Fiscalía Superior de Cataluña rechaza indultar su condena por corrupción; y afronta este nuevo revés sin el apoyo del partido del que fue lideresa hasta que empezó a ser un incordio para Carles Puigdemont, que decidió quitársela de encima en octubre. A cambio, le prometió una fundación de la que tampoco hay rastro, y su papel en el seno de la formación es, a día de hoy, "completamente nulo".
Borràs fue útil en Junts mientras al expresidente de la Generalitat le interesó alargar la senda rupturista. Tras las elecciones generales de 2023 y el posterior acuerdo con el PSOE, de vuelta al peix al cove, la expresidenta del Parlament, más secesionista que el resto, se convirtió en una figura discordante. Puigdemont infló la ejecutiva de perfiles sumisos y fue progresivamente acorralando a la presidenta, que aceptó salir en el congreso posconvergente de octubre, pero no a cambio de nada.
Las partes acordaron impulsar una fundación, un think tank con un buen sueldo para Borràs y "libertad" para seguir siendo ultraindependentista sin molestar al núcleo duro del partido, que ahora se dedica a repartir puestos de responsabilidad en los organismos del Estado. El chiringuito debía estar "listo" para Navidad, pero la realidad es que no se ha movido "ni un dedo". Desde Junts alegan múltiples excusas que la expresidenta pone en duda, "muy decepcionada" con el tema.
Reticencias en los patronos de Demòcrates
El acuerdo entre Junts y Demòcrates para la integración de esta escisión secesionista de la antigua Unió, también suscrito en octubre, cambió los planes inicialmente trazados para con el think tank de Borràs. El partido de Toni Castellà –ahora vicepresidente de los posconvergentes, diputado y persona de máxima confianza de Puigdemont– ya tenía una fundación; y nadie se opuso a que se aprovechara la estructura existente para poner en marcha el proyecto de la expresidenta.
La fundación heredada cuenta con alrededor de una decena de patronos, de talante democristiano y conservador. Borràs tenía la intención de cargarse a la mitad, cambiar el nombre e incluso ampliar la plantilla para tener el monopolio ideológico de la organización –sonando incluso nombres como el de Aurora Madaula–, pero la propuesta no fue del todo bien recibida. No es la causa principal de la demora de Junts en cumplir su palabra, pero los patronos actuales quieren continuar, y muchos ven en la expresidenta una figura "radical" y "pasada de moda".
"Junts no tiene un duro"
La situación económica de Junts tampoco está como para ir derrochando en chiringuitos, según apuntan desde la dirección del propio partido: "No tenemos un duro", confiesan estas fuentes. La formación está pendiente de devolver un par de créditos al Banco Sabadell –su representante en la CNMC votó a favor de la OPA del BBVA, por cierto– y, añaden, cada vez hay menos militantes, ergo menos ingresos. El Tribunal de Cuentas, para más inri, les llamó la atención hace unos meses por no pagar a tiempo a sus proveedores. La caja es uno de los problemas.
Inhabilitación para presidir fundaciones
Otro de ellos es la condena a Borràs por fraccionar contratos en su etapa como directora de la Institució de les Lletres Catalanes. No ha colado que su caso fuera parte del procés, y la fiscalía le deniega un indulto que terminaría con la inhabilitación que la llevó a dejar la presidencia del Parlament, y que también se extiende a presidir fundaciones. Desde Junts aseguran que este proceso judicial ha impedido la concreción del think tank, pero el entorno de la expresidenta argumenta que no es así, pues sí podría ocupar otro rol –y lo hará–, como el de directora ejecutiva o portavoz, igualmente protagonista.
Añaden, asimismo, la siguiente reflexión: el a la sazón también inhabilitado Raül Romeva presidió la fundación Josep Irla, el think tank de ERC, durante aproximadamente un año. "Ni el Departamento de Justicia ni los medios de comunicación dijeron nada", aseguran. Quien fuera conseller en 2017 dimitió como presidente y fue nombrado automáticamente portavoz, pero sólo tras una serie de "presiones" que presuntamente se produjeron para perjudicar a Borràs –desde dentro de Junts o desde cualquier otro lugar– "con el objetivo de mantenerla apartada".
La relación entre Puigdemont y Borràs, rota
El acuerdo del think tank recogió que quien presida la nueva fundación de Junts será miembro nato de la ejecutiva del partido, y Puigdemont se limitó a no eliminar a Borràs del grupo de Whatsapp. La expresidenta no participa de la vida activa de la formación, y si atiende alguna reunión, lo hace siempre de forma telemática, evitando encontrarse con algunos excompañeros con los que la relación está totalmente deteriorada, como con Puigdemont –con quien antes era uña y carne.
Borràs empezó en política porque se lo pidió el expresidente de la Generalitat, ya en Waterloo, y la sintonía fue total en su primera etapa. Por el aprecio personal, más allá de la distancia que fueron tomando la dirigente y Puigdemont y los suyos en lo político, no quiso complicar su salida cuando se enteró de que el líder fugado pretendía tomar de nuevo las riendas del partido. Y su entorno piensa que los posconvergentes no han estado a la altura del gesto.