El bosque catalán que sólo se puede visitar 10 veces al año, Pineda de Can Camins

El bosque catalán que sólo se puede visitar 10 veces al año, Pineda de Can Camins TURISME BAIX LLOBREGAT

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El bosque de Cataluña que solo se puede visitar 10 veces al año: un espacio protegido a 20 minutos de Barcelona

En este espacio natural se encuentran especies únicas de flora y fauna

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Cataluña no es solo playa, pero tampoco todos los bosques se encuentran en el Pirineo o el interior. En plena costa barcelonesa hay un increíble bosque que se podría llamar exclusivo e incluso tímido. Sólo se puede visitar 10 veces al año.

Como se puede intuir, esta condición se debe a la fauna y flora que habita en él. Está protegida. Sobre todo, porque se trata de un hábitat muy especial cuyo supervivencia no deja de estar en cuestión ante el cambio climático y otras acciones del ser humano.

Se trata de la Pineda de Can Camins, en El Prat de Llobregat (Barcelona). Es un pequeño gran bosque mediterráneo, uno de los últimos reductos bien conservados de salobrales en Europa. Esto y la proximidad con el aeropuerto y Barcelona lo hacen un lugar tan exclusivo como frágil, por eso las visitas se hacen bajo estrictas condiciones.

El pinar es una joya ecológica reconocida por la Xarxa Natura 2000, la red europea de espacios naturales protegidos. En sus 30 hectáreas de extensión se concentra una biodiversidad sorprendente. 

Tipo de vegetación

Los expertos en botánica lo destacan por su excepcional concentración de orquídeas, de las que se han identificado hasta 15 especies distintas. Asimismo, se encuentran allí más de 200 especies de hongos, una cifra extraordinaria en un entorno tan cercano a la gran ciudad.

El bosque forma parte del frente litoral del Delta desde al menos el siglo XVII, cuando ya se hacía referencia a él en documentos históricos, y presenta un hábitat de conservación prioritaria en Europa

Especies únicas

Las formaciones vegetales que aquí se encuentran son únicas por estar adaptadas a condiciones muy específicas: vientos cargados de sal, suelos arenosos, humedad ambiental y escasa protección frente al impacto humano.

Una de las peculiaridades de este bosque es su estructura achaparrada. Los pinos piñoneros, especie dominante, crecen de forma más baja y retorcida cuanto más cerca están del mar. Esto se debe a los aerosoles marinos y a la constante erosión de partículas de arena impulsadas por el viento.

Can Camins

Can Camins TURISME BAIX LLOBREGAT

Acceso limitado

Esta forma de crecimiento tan particular, que da lugar a lo que se conoce como pinar pulvinar, se considera aún más valiosa desde el punto de vista ecológico que los pinares de porte más alto.

Las visitas están limitadas por una razón clara: la Pineda de Can Camins es un ecosistema extremadamente frágil. Por eso, solo se puede visitar 10 veces al año.

Cómo son las visitas

El bosque acoge a los visitantes cada primer domingo de mes, –una por mes, excepto en julio y agosto. Esta es la única manera legal de adentrarse en esta “catedral verde” del litoral catalán. 

No se puede reservar: hay que estar antes de las 11 de la mañana del primer domingo de mes en el centro de información turística Porta del Delta, justo frente a la entrada de la Pineda. Solo 25 personas son admitidas en cada visita, por orden de llegada. Una exclusividad que añade valor a la experiencia y protege el entorno de posibles daños por exceso de visitantes.

Qué se puede ver en el bosque

Durante la visita, que tiene una duración aproximada de una hora y media, los guías especializados explican con detalle el funcionamiento ecológico del bosque, sus plantas, su historia y las curiosidades de la fauna que lo habita. 

En primavera y otoño, si el día acompaña, es posible avistar algunas de las aves forestales que frecuentan este lugar, como el carbonero común)o el agateador común, que trepa en espiral por los troncos de los árboles buscando insectos.

El autillo, un pequeño búho autóctono del Mediterráneo, también tiene aquí una buena representación, gracias a la abundancia de presas como las mariposas nocturnas y los escarabats de Sant Joan. 

Pero si hay una especie que destaca sobre todas, es la lagartija parda, una lagartija endémica de Cataluña. En Can Camins se encuentra la mejor población de este reptil en todo el Delta del Llobregat.

Al lado de la playa

El interés botánico de la zona, por eso, no se limita al interior del bosque. En la parte más cercana a la playa, aparece una vegetación dunar típica, con plantas resistentes como el lirio de mar (Pancratium maritimum), el cardo panical (Eryngium maritimum), y el barrón (Ammophila arenaria). Algunas especies, como la estaquis marítima (Stachys maritima), se encuentran amenazadas y son vigiladas de cerca por los técnicos medioambientales del área metropolitana de Barcelona.

En cualquier caso, Can Camins es en realidad un jardín silvestre: sin caminos pavimentados, sin señalización artificial, sin barandillas ni áreas de descanso. Solo la naturaleza tal y como es, en uno de sus estados más puros. Y esa es precisamente la razón de las restricciones: preservar la autenticidad de un ecosistema que no admite presiones humanas intensas.

Cómo llegar

Para visitar la Pineda de Can Camins desde Barcelona, lo más recomendable es utilizar el transporte público. Una opción es llegar con la línea R2 Sud de Rodalies y bajar en El Prat. Desde la estación se toma un autobús local hasta el Centre de Informació Porta del Delta o, si se prefiere, se puede caminar unos 20 minutos hasta la entrada del recinto natural.

En coche, lo mejor es por la C-31 dirección aeropuerto, si se parte de Barcelona. Se toma la salida 192 hacia El Prat Platja y se sigue la carretera de la playa  hasta el km 4,63, donde se halla el acceso al centro de información y punto de inicio de las visitas. El viaje es de 20 minutos.