Antonio Carmona, director de Rodalies

Antonio Carmona, director de Rodalies Europa Press

Examen a los protagonistas

Antonio Carmona

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Antonio Carmona, director de Rodalies de Cataluña, compareció este miércoles para explicar la situación de colapso total que vivió la red ferroviaria tras el apagón del lunes.

Lo hizo pronto y de forma clara, reconociendo la suspensión del servicio y descartando la activación de transporte alternativo por carretera por considerarlo inviable. Un gesto de transparencia que, en un contexto tan delicado, se agradece. Sin embargo, la respuesta institucional quedó corta.

La complejidad técnica y logística de gestionar una emergencia de esta magnitud es totalmente entendible y también es cierto que la red de Rodalies, con su elevada densidad de pasajeros y dependencia diaria, no es fácil de sustituir con autobuses de un día para otro.

No obstante, lo que se echó en falta fue una mínima coordinación con otros operadores de transporte público para facilitar el acceso a las ciudades más afectadas. Especialmente Barcelona, donde muchos viajeros tuvieron que pasar la noche en estaciones o pabellones habilitados, sin alternativas viables para regresar a casa, y sin que desde Renfe se ofrecieran opciones más allá de esperar.

A todo esto, se suma la sensación de resignación institucional. Aparentemente, confiar en el teletrabajo fue suficiente para cerrar el capítulo de una jornada caótica, obviando que muchos trabajadores no tienen esa posibilidad y dependen del transporte público para acudir físicamente a sus puestos.

En resumen, bien por dar la cara, mal por no prever ni acompañar con medidas paliativas a los miles de afectados. Carmona demuestra voluntad, pero también los límites de una gestión reactiva que, en este caso, llegó tarde.