El 'conseller' de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila, durante un pleno en el Parlament

El 'conseller' de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila, durante un pleno en el Parlament David Zorrakino - Europa Press

Examen a los protagonistas

Francesc Xavier Vila

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La intención de fomentar el catalán recogida en el Pacto Nacional por la Lengua que se firmó ayer martes es loable. Siempre hay que aplaudir la promoción de las lenguas. De todas ellas.

Sin embargo, cuando se profundiza en el texto de más de 100 páginas impulsado por el consejero de Política Lingüística de la Generalitat, Francesc Xavier Vila, se constata que la cosa no es tan amable como parece.

Entre otras cosas, el Pacto defiende sin complejos la inmersión lingüística obligatoria exclusivamente en catalán que se aplica en las escuelas públicas de Cataluña, pese a que se trata de un sistema declarado ilegal de forma expresa por la justicia.

De hecho, dos de los firmantes del documento, ERC y los Comuns, lo han presentado como un arma para blindar el modelo escolar frente a las sentencias que ordenan impartir, al menos, un 25% de la docencia en castellano. Sistema que, además, está pendiente de que el Tribunal Constitucional se pronuncie al respecto.

Un acuerdo como el Pacto Nacional por la Lengua, que excluye el español como lengua vehicular normal -al menos, tan normal como el catalán- en un ámbito tan relevante como la educación, jamás puede ser considerado como razonable.