
Balneario Vichy Catalan
El balneario catalán que es una joya modernista del siglo XX: "un ambiente de tranquilidad y relajación"
El conjunto arquitectónico está protegido y catalogado como Bien Cultural de Interés Local
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Como es bien conocido, a finales del siglo XIX, Cataluña vivía el esplendor del modernismo, Se trataba de un movimiento de las vanguardias artísticas capaz de integrar arquitectura, artes decorativas, interiorismo y urbanismo bajo un mismo impulso creativo.
Inspirados por corrientes europeas como el Arts & Crafts inglés, los arquitectos catalanes como Gaudí, Sagnier o Puig i Cadafalch le dieron un toque de la tierra. Incorporaron morteros, hierro forjado, mosaicos, cerámica y referencias a los mitos y leyendas de Cataluña.
Todo ello dio pie a una arquitectura que se convirtió en una expresión de comunión entre la naturaleza y la creatividad del hombre. La línea recta de los edificios realizados hasta entonces se curvó y el límite entre diferentes disciplinas artísticas se disolvió.
Esa fue su seña de identidad. Junto con la relación que tenían estos arquitectos con los representantes de la alta burguesía catalana. Es conocida la relación de Gaudí con familia como los Milà o los Güell que dieron pie a la creación de la Pedrera, una colonia, un palacio, un parque y hasta una bodega.
Modernismo termal
Estos nombres son los más conocidos de una época, pero hubo otras familias ricas y otros arquitectos. No todos en Barcelona. El modernismo se extendió por Cataluña y los estilos fueron ampliándose y variando.
Uno de los casos más evidentes se encuentra en Caldes de Malavella (Girona). Allí, un burgués decidió convertir unas antiguas termas romanas que hubo en el pasado, en un templo destinado a la salud, en un balneario. Unas termas que ahora llevan el nombre de una famosa agua con gas.
Termas con origen romano
Conocido por muchos catalanes, el Balneario Vichy Catalán es, tal vez, uno de los más conocidos de toda Cataluña. Lo es por ser uno de los primeros que se construyeron y, además, por su arquitectura.
Eran los finales del siglo XIX cuando el doctor Modest Furest i Roca adquirió unos terrenos en el llamado Puig de les Ànimes (monte de las almas). Allí los romanos habían construido una piscina que, en 1840 fueron comprados para construir unos baños (Banys nous) cercanos a la fuente de agua y, un poco más allá, el establecimiento que empezó a embotellar esa agua, la marca que dio nombre al balneario.

Terraza del Balneario Vichy Catalan
Quiénes son los arquitectos
Al médico, por tanto, otros le allanaron el terreno. Lo único que tuvo que hacer fue dar a conocer las virtudes y propiedades terapéuticas de esas aguas, unir los dos espacios y erigir el balneario. Para ello, encargó el proyecto a Gaietà Buigas i Monravà, quien trabajó entre 1900 y 1904, pero, como solía pasar en aquel entonces, por desavenencias con el propietario el arquitecto fue apartado del proyecto y fue terminado por Manuel Almeda i Esteva.
Estos cambios de creadores favoreció, de alguna manera, a la arquitectura del edificio. Cuando uno ve la fachada del balneario Vichy Catalán se da cuenta de que se encuentra ante algo distinto. Se puede ver claramente la inspiración modernista, pero también la influencia del arte neomudéjar.
Entre la Alhambra y el modernismo
Aquí, en cambio, la línea curva ha desaparecido. Aquí se presentan dos ejes de ángulo recto, La fachada principal presenta dos torres rematadas con cornisas balaustradas flanqueando un arco elíptico monumental con escalinata, coronada por la inscripción “Vichy Catalan”.
Los baños se adornan con arcos árabes y una policromía de tonos que, para algunos, evocan la Alhambra, mientras que la otra ala presenta galerías con arcos de herradura y columnas delicadamente esculpidas. Remata el conjunto una capilla modernista, dedicada a San José y San Esteban, abre a un patio claustral que completa la síntesis entre arquitectura funcional y significado simbólico.
Cómo es el edificio
El interior conserva más elementos originales del modernismo: cristaleras de colores, mobiliario de maderas nobles y herrería artesanal. Las salas principales, salones, comedores y corredores despliegan una ornamentación que equilibra elegancia y filigrana.
El conjunto es de un valor arquitectónico tal que desde hace décadas está protegido y catalogado como Bien Cultural de Interés Local. Eso no quita que se hayan hecho reformas. En el siglo XXI, las necesidades contemporáneas se han incorporado sin alterar su esencia.
Qué ofrece el balneario
Dentro de esta joya arquitectónica se ofrecen servicios propios de un balneario: masajes y tratamientos estéticos y terapéuticos y alojamiento. Sus responsables garantizan "un ambiente de tranquilidad y relajación".
El espacio cuenta con 86 habitaciones y suites, spa termal, restaurante, capilla, gimnasio, piscina exterior climatizada y pista de pádel. Todo rodeado por un jardín de 20.000 m2 donde conviven historia y bienestar.
Cómo llegar
Se puede llegar allí incluso en tren. Las líneas de Rodalies R11 o RG1 entre 45 minutos y una hora en llegar a Caldes de Malavella desde Barcelona. El balneario se encuentra a 10 minutos andando desde la estación.
En coche son también tres cuartos de hora de viaje yendo por la AP-7 o la C-32 en dirección norte. Cuando se toma la salida hacia Caldes se ha de ir por la A-2 hasta el desvío hacia el pueblo por la GI-682.