Feijóo anda desnortado. Las proyecciones siguen sin darle, y él no parece muy capaz de voltear las encuestas. Y no será que Sánchez no se lo pone fácil.

Sin embargo, el ¿líder? popular ha perdido otra batalla con el presidente del Gobierno, ahora en el foro económico y empresarial del Cercle d’Economia, el mismo que le acogió meses atrás con calidez y esperanza.

Feijóo, en esta ocasión, ha dejado frío al auditorio. Y es mal síntoma para el representante conservador que el empresariado se aleje de él, aunque le compre el discurso económico. Es insuficiente para ganar apoyos.

El presidente del PP no entiende el contexto. Ha confundido estas jornadas con uno de sus mítines. No era el lugar. Era el momento de posicionarse sobre la OPA del BBVA sobre el Sabadell y echarle un capote al empresariado catalán. Pasó de puntillas.

Por el contrario, centró su discurso en criticar el último truco de magia de Sánchez para con la fusión, pero se olvidó de lo mollar. Y se equivocó. El presidente del Gobierno, de nuevo, le ha ganado la partida. A los puntos, sí, pero lo ha hecho. Y esta vez jugaba fuera de casa.

No hace falta describir a Sánchez. Todos lo conocen. Es un tipo sin escrúpulos, con más opiniones sobre un tema que horas tiene el día. Pero siempre se guarda un as bajo la manga. Siempre. Es infalible. Inigualable.

Su as, en esta ocasión, fue precisamente un guiño a ese empresariado que no ha sabido complacer Feijóo. Un guiño en forma de consulta pública para preparar el terreno ante un eventual no a la OPA, aunque esta cuenta con el visto bueno de la CNMC.

El inesperado anuncio agradó a los presentes, que, todo hay que decirlo, habían recibido con frialdad al presidente. La consulta pública lo tapó todo. También que se refiriera a España y Cataluña como dos países extraordinarios. Y ha marcado la agenda de la semana y del 40 aniversario de la Reunión del Círculo de Economía.