
Habla el Extranjero
La semana pasada Moscú propuso a Kiev un alto el fuego de tres días para celebrar el Día de la Victoria en la Segunda Guerra Mundial, que la URSS, con la ayuda de Estados Unidos y Gran Bretaña, ganó a Alemania. Quería Vladimir Putin celebrar un gran desfile.
Como es lógico, Ucrania se opuso a esa fiesta. Exigió una tregua de un mes o nada. Y además Volodímir Zelenski (por cierto: Volodímir en ucranio y Vladimir en ruso son el mismo nombre, en español Baldomero) advirtió a los dignatarios extranjeros que quisieran lucirse junto a Putin en la plaza Roja de que corrían peligro de muerte: sus drones ya llegan hasta Moscú.
Han sentado muy mal en Moscú sus veladas amenazas de arruinarle el día su tocayo y enemigo. El diario lituano Delfi cuenta que el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia y expresidente ruso, Dmitri Medvédev [pelele de Putin], ha alertado de que “en caso de una provocación real ucraniana el Día de la Victoria, nadie puede garantizar que Kiev vivirá para ver el 10 de mayo”. O sea: como un dron le toque un pelo a un invitado, te enviamos bombas nucleares.
Ahora bien: cuando dos calvos se pelean por un peine (mi definición de la guerra) puede pasar cualquier cosa. El orgullo nacional no acepta amenazas. No sería muy extraño que Zelenski decidiese amargarle el día de la victoria a su tocayo ni que éste, que lleva 25 años en el poder y por consiguiente está loco (demasiado tiempo mandando en tu país tiene esta consecuencia neurodegenerativa inevitable), en represalia, repitiese la “hazaña” de Hiroshima en 1945.
Hablando de 1945, el año en que acabó la Segunda Guerra Mundial: hay en Estados Unidos una interesante revista llamada 1945 -que se dice apolítica y portavoz de ideas tanto de derechas como de izquierdas, siempre que se refieran a la seguridad de su país y a geoestrategia en general- que publicó ayer miércoles un interesante análisis de Dr. Robert E. Kelly, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad nacional de Pusan, uno de los centros de estudios más prestigiosos de Seúl, Corea del Sur. Por su interés, y ya que 1945 la publica en abierto, me tomo la libertad de traducirlo y ofrecerlo a los lectores de Crónica Global.
La tesis del artículo: el rechazo de Vladimir Putin a las propuestas de paz excepcionalmente favorables [cursivas mías] del presidente Trump -que incluían el reconocimiento de los avances territoriales rusos y el levantamiento de sanciones- indica que su verdadero objetivo probablemente sea la conquista total de Ucrania, no un acuerdo negociado. Esta intransigencia aclara los objetivos de guerra maximalistas de Moscú, incluso cuando se le ofrece un acuerdo beneficioso para Rusia.
Es decir, que mientras Ucrania parece estar más abierta a compromisos tras obtener algunos éxitos militares, Putin sigue buscando la victoria en el campo de batalla. La reciente decisión de la administración Trump de reanudar la ayuda militar a Ucrania sugiere que Rusia debe enfrentar una resistencia continuada para llegar a un punto en el que sean posibles las negociaciones para alcanzar la paz.
El texto del señor Kelly lleva por título “La guerra de Ucrania sencillamente no va a acabar”, y dice así:
“El presidente estadounidense Donald Trump entró en funciones insistiendo en que pondría fin rápidamente a la guerra de Ucrania (en un solo día). Su enfoque inicial fue presionar a Ucrania para que hiciera concesiones sustanciales mientras exigía poco al presidente ruso Vladimir Putin. La lógica de Trump parecía ser que Putin era su amigo y respondería de buena fe".
“Trump también parece haber absorbido la narrativa de Putin sobre la guerra. Trump no parece comprender que Putin inició el conflicto, que Ucrania es la defensora, no la agresora, y que el comportamiento ruso en la guerra ha sido atroz".
“De hecho, Trump ofreció a Putin un acuerdo tan bueno que sorprende que Putin no lo aceptara. Trump ofreció el reconocimiento de facto de la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia en 2014, el reconocimiento de facto de las conquistas de Putin desde 2022, el levantamiento de las sanciones estadounidenses sobre la economía rusa y ningún compromiso de seguridad de EEUU con Ucrania".
“Este acuerdo es excelente para Moscú. Le daría al ejército ruso y a la economía un respiro muy necesario. El Ejército ruso no lo ha pasado bien en la guerra; las bajas se acercan al millón de muertos y heridos. La economía rusa ahora está más militarizada y necesita volver a una base civil".
“Cualquier acuerdo sin compromiso de seguridad dejaría a Ucrania vulnerable a otro ataque ruso unos años después".
“Para Putin, sólo habría que aceptar el acuerdo, rearmarse y volver a atacar cuando Ucrania esté débil de nuevo. De hecho, esta es una gran preocupación para Kiev. Fue un mal acuerdo para Ucrania, pero Kiev está desesperada por detener el derramamiento de sangre, al menos con un alto el fuego. Putin tuvo la gran oportunidad de obtener todo lo que quería y salir de la condena internacional".
"Pero Putin exige más. Quiere todo o nada: es decir, la destrucción total de Ucrania y la rendición de Kiev. Los riesgos son altísimos; la guerra probablemente continuará”.
Sí, de acuerdo con el señor Kelly. Con la salvedad de que quizá la guerra concluya pasado mañana, con un dron explotando en la plaza Roja de Moscú, y una bomba atómica en Kiev.
Y no me puedo alargar más, tengo que salir corriendo a comprarme el llamado kit de supervivencia.