
El pueblo de Cataluña de 39 habitantes en peligro de expansión por culpa de una urbanización, Sorpe FLICKR
Giro de 180 grados: el pueblo de Cataluña de 39 habitantes en peligro de expansión por culpa de una urbanización
Los vecinos se organizan para mantener la calma y la esencia de este encantador municipio medieval
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Los que tienen una segunda residencia o planean una escapada que les garantice un poco de calma, muchas veces piensa en escaparse a la montaña. Esto para los catalanes supone una viajecito a los Pirineos, en uno de estos pueblitos de imagen medieval y poca gente en sus calles.
Uno de estos pueblos que cumplen estos requisitos es Sorpe, un pequeño núcleo poblacional con apenas 39 habitantes empadronados, enclavado entre las majestuosas montañas y los paisajes de postal del Pallars Sobirà.
Este rincón del llamado Alt Àneu de los Pirineos catalanes, es uno de esos lugares donde el tiempo parece haberse detenido. Las casas de piedra, las calles estrechas y la tranquilidad de sus alrededores son el refugio ideal para quienes huyen del bullicio urbano desde hace años.
Sorpe no tiene grandes monumentos ni multitudes de turistas, pero posee un patrimonio natural y humano que enamora a primera vista. Desde allí, los visitantes pueden contemplar vistas excepcionales del Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici y del Parc Natural de l’Alt Pirineu.
Dónde está
Estos parajes naturales permiten acceder a rutas de senderismo, bosques frondosos, ríos cristalinos y fauna autóctona. Una conexión tan íntima con la naturaleza y con la tranquilidad que algunos ven amenazada.
Los vecinos se encuentran divididos ante el renacimiento de un proyecto urbanístico que, para algunos, amenaza con alterar la esencia misma del pueblo.
Un proyecto polémico
En los últimos meses, el debate ha vuelto a encenderse entre los vecinos por el intento de reactivar un plan de macrourbanización presentado por la estación de esquí Baqueira Beret, propietaria mayoritaria del suelo afectado.
La propuesta, que contempla la construcción de hasta 154 viviendas (con un planeamiento aprobado en 2007 que llegaría incluso a las 379), ha sacudido los cimientos de la comunidad. Con menos de 30 vecinos viviendo todo el año y alrededor de una treintena de casas --algunas de ellas cerradas--, las cifras parecen desproporcionadas para un pueblo tan reducido.

Iglesia Sant Pere de Sorpe WIKIPEDIA
Revuelta vecinal
Los vecinos más preocupados por esta iniciativa se han organizado bajo la plataforma ciudadana Salvem Sorpe. Ya han recogido cerca de 1.600 firmas con el objetivo de frenar el proyecto.
Los opositores argumentan que esta urbanización no solo es innecesaria, sino que rompería el equilibrio ecológico y social de un enclave único. Temen que Sorpe se convierta en un “pueblo fantasma” de segundas residencias, ocupado solo durante algunas semanas al año, como ya sucede en localidades cercanas como València d’Àneu.

Llamamiento a la calma
Por su parte, el Ayuntamiento de Alt Àneu, encabezado por la alcaldesa Laura Tristán Duplà (FM-AM), ha tratado de poner paz y ha hecho un llamamiento a la calma. Asegura que el planeamiento vigente, en realidad, contempla beneficios para el pueblo. Entre ellos, la cesión de terrenos para equipamientos, accesos mejorados y pisos de protección oficial.
La política defiende que no es necesario modificar el plan para reducir el número de viviendas y señala que la ejecución del proyecto podría hacerse por fases. Del mismo modo, defiende que el Alt Àneu solo tiene esta zona para crecer, por lo que esta urbanización puede ser una oportunidad para revitalizar Sorpe, y el resto de núcleos del municipio.
La tercera vía
Sus palabras no han convencido a todos. Hay quienes ven una posible solución al despoblamiento crónico que afecta a muchas zonas rurales del Pirineo, mientras que otros denuncian la falta de transparencia del proceso y el modelo urbanístico que se pretende aplicar.
En medio de todos ellos, ha aparecido una tercera vía. Algunos vecinos defienden que, en vez de crear viviendas nuevas que afecten a la naturaleza y la calma de Soper, se apueste por la rehabilitación de casas ya existentes.
Proyecto en estudio
Mientras tanto, la comisión de Urbanismo de l’Alt Pirineu devolvió recientemente el documento ambiental del proyecto a la Oficina Territorial d’Acció i Avaluació Ambiental, a la espera de una evaluación más favorable en relación con los objetivos de equilibrio territorial. Por su parte, el Ayuntamiento mantiene conversaciones con Baqueira Beret para consensuar una nueva propuesta que se ajuste a las expectativas de todas las partes implicadas.
La empresa promotora también va por su propio camino. Evita pronunciarse sobre los detalles del plan, aunque destaca que su desarrollo permitiría descongestionar los accesos al complejo de esquí por el Val d’Aran, extendiendo la actividad hacia el Pallars Sobirà.

Calles de Sorpe FLICKR
Mientras se dirime el futuro de Sorpe en los despachos, el ambiente en el pueblo se ha vuelto tenso y cargado de incertidumbre. Vecinos que antes compartían tertulias ahora evitan hablar del tema.
Nadie quiere ver desaparecer la magia de este rincón pirenaico, pero tampoco todos comparten la misma visión de cómo preservarla. Por si acaso, quien quiera disfrutar del Sorpre actual, todavía puede hacerlo.
Cómo llegar
Desde Lleida, el trayecto hasta allí es de dos horas y media. Se toma primero la C-13 en dirección norte hacia Tremp y seguir hasta Llavorsí. Allí se desvía hacia la carretera LV-5004 hasta València d'Àneu, donde se gira hacia la LV-5005 que conduce finalmente a Sorpe.
El viaje desde Barcelona es un poco más largo, de alrededor de cuatro horas. Se parte por la A-2 hasta Cervera y luego se enlaza con la C-53 hacia Balaguer. Desde allí, se sigue el mismo itinerario descrito para Lleida.