
Varias personas vestidas de demonio lanzan bengalas durante la celebración de un ‘correfoc’
La Traca, marca pionera de pirotecnia silenciosa: "El 55% de nuestras ventas ya son de baja sonoridad"
Esta empresa catalana apuesta por la comercialización de fuegos artificiales de menos de 96 decibelios para garantizar fiestas adaptadas a todas las sensibilidades
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La noche de Sant Joan, considerada una de las más mágicas del año en Cataluña, también se ha convertido en una pesadilla para miles de personas con hipersensibilidad auditiva, trastornos como el autismo o la ansiedad, y para la mayoría de animales de compañía.
En respuesta a esta realidad cada vez más visible, La Traca, una empresa familiar de Palau Solità i Plegamans, con más de 40 años de trayectoria en la comercialización de fuegos artificiales, ha decidido liderar el cambio: producir y vender pirotecnia de baja sonoridad.
De tradición familiar a marca pionera
Fundada en 1983 bajo el paraguas de la empresa familiar CIALFIR S.L., La Traca cuenta actualmente con una red de 40 tiendas propias en 29 provincias y un centenar de puntos de venta temporales en Cataluña durante las fechas próximas a Sant Joan.
Desde hace unos años, su apuesta por productos con menos de 96 decibelios está marcando un antes y un después en el sector.

Imagen de un punto de venta de La Traca
La Traca se inspiró en un informe que una asociación hizo llegar a la ONU, justificando científicamente que los 96 decibelios no molestaría tanto a personas ni animales. La propuesta no prosperó en la ONU. Pero La Traca usó el estudio presentado "para categorizar como productos de baja sonoridad todos los artículos de menos de 96 decibelios".
Un cambio que nació en casa
El impulso definitivo hacia esta línea surgió en 2020, cuando uno de sus directivos vivió en primera persona cómo sus hijos se asustaban al estallar una fuente con efectos sonoros potentes. Aquel momento fue decisivo: "Lo que estaba siendo un momento mágico y agradable se convirtió en un momento desagradable", explica Pol Moya, director de marketing de La Traca.
Entonces, el CEO "se cuestionó si realmente era necesario que todos los productos pirotécnicos tuvieran un alto impacto sonoro, con decibelios altos".
Desde entonces, La Traca ha desarrollado una gama completa de artículos silenciosos: cohetes, fuentes, fuegos artificiales y efectos de tierra adaptados a esta nueva sensibilidad.
Más de la mitad de sus ventas, ya sin ruido
Según Moya, la evolución ha sido clara: “En 2024, el 55% de nuestras ventas ya fueron de productos de baja sonoridad. Este año esperamos superar el 60%”.
La acogida ha sido especialmente buena en Cataluña, donde muchos municipios empiezan a restringir el uso de pirotecnia tradicional o piden expresamente que se utilicen solo explosivos silenciosos, como en Roda de Berà, en la provincia de Tarragona, que incluso ha sustituido fuegos por drones.
En el Sant Joan del año pasado, el consistorio rodense ya pidió a su población que usara solamente pirotecnia "menos ruidosa". Antes, en 2021, este pueblo de la costa tarraconense cerró su Fiesta Mayor con un espectáculo lumínico hecho con drones, alejado de los clásicos fuegos de artificio que suelen usar los pueblos en estos contextos.
🎆 Revetlles amb més llum i menys soroll! Utilitzem pirotècnia silenciosa o menys sorollosa.
— Ajuntament de Roda de Berà (@ajrodadebera) June 14, 2024
Nadons, gent gran, persones amb TEA o sensibilitats especials, o els animals pateixen pel soroll dels petards.
🙏🏼 Gaudim de la festa amb respecte, pensant en els demés. #RodadeBerà pic.twitter.com/fsbopAf1tm
Precios iguales, impacto diferente
El precio de estos productos es el mismo que el de los convencionales, lo que elimina cualquier barrera de acceso. “La pirotecnia es magia, color, ilusión. Si hace daño, deja de ser una fiesta. Por eso apostamos por alternativas que puedan disfrutarse en familia, con amigos y también con nuestras mascotas”.
No obstante, La Traca no pretende eliminar la pirotecnia sonora, pero sí equilibrar el catálogo. “Habrá coexistencia, porque hay demanda de ambos tipos. Pero el futuro pasa por productos más inclusivos”, concluye Moya.
Su visión para Sant Joan en la próxima década es clara: “Queremos una verbena en la que el 90% de lo que se lance sea silencioso, y el otro 10%, en zonas adecuadas y seguras. Así, todos ganamos”.