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¿Esto qué es? Simón Sánchez

¿Esto qué es? Hablemos de arte moderno

Oriol Vilanova llevará sus “Restos” a Venecia

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Esta semana que hoy acaba se ha seleccionado al artista catalán Oriol Vilanova, nacido en Manresa en 1980 y residente en Bruselas desde hace muchos años, para que represente a España en la próxima bienal de Venecia, en mayo del año próximo. Me alegro, este artista habla a mi corazón, y hace algunos años, cuando llenó toda la Fundación Tàpies con su colección de postales, la comenté elogiosamente en Letra Global.

Creo que expliqué cuál es su práctica, o su estrategia artística: visita sistemáticamente los mercados de segunda mano de las ciudades que visita, se conoce de memoria los Encantes, el Rastro, el Marché aux Puces, la lisboeta Feria de Ladra (que quiere decir feria de los ladrones) y allí compra a veces objetos modestos, baratos, pero sobre todo compra postales, usadas o no, eso es lo de menos.

Imagen de la muestra de Oriol Vilanova

Imagen de la muestra de Oriol Vilanova Fundación Tàpies

Las selecciona cuidadosamente, para que compre una postal ésta tiene que “decirle algo”, pero parece que son muchas las que le dicen efectivamente algo, porque su colección, que es la base de la mayoría de sus exposiciones si no ando errado, consta de docenas de miles. 

Yo también soy coleccionista de postales, pero sólo de las que están usadas y con el sello tachado y lleven un mensaje de amor, más o menos explícito. Como es lógico, mi colección es mucho más exigua que la de Vilanova: consta sólo de 23.

A veces leo los mensajes, me hago consciente de que lo más probable es que el que las recibió ya haya fallecido  –por eso se venden en el Rastro: porque sus parientes o herederos se desembarazaron de ellas--. Pero scripta manent, y el mensaje de amor sigue “vivo”, sobrevive al que lo emitió y al que lo recibió… 

Pero me voy por las ramas. El caso es que ayer llamé a Oriol Vilanova, con quien hacía años que no hablaba, para felicitarle por haber sido elegido para representar a España en Venecia y preguntarle qué llevará allí. Me explicó: “Yo soy un animal de repetición, de ritual.  Sigo dándole vueltas a lo mismo, a los mercados de segunda mano. Trabajar a partir de mi colección de postales es un método barato, que me permite mantener mi independencia e ir yendo madurando el trabajo. 

--¿Cómo piensas llenar el pabellón?

--La exposición, comisariada por Carles Guerra, se titulará Los restos, y se trata de ocupar el pabellón nacional a partir de los restos de la sociedad, a partir de las cosas que se desechan, de las que sus dueños se desprenden, pero que algún valor tienen, ya que hay quien las compra. Sí, somos un colectivo de gente muy diferente, con intereses y empleos diversos, que nos vamos encontrando siempre, interesadísimos en una oferta de desechos…” 

--O sea --le pregunto a Vilanova--, que vas a instalar en el pabellón español un museo en ruinas…

--Exacto. O un antimuseo. En el pabellón nacional suele haber siempre un mensaje de tipo político, pero esta vez no será así. Será una especie de vindicación de una economía pequeña, sin pretensiones, a partir de objetos baratos, descartados. Estoy pensando también en hacer alguna performance, aún no la tengo perfilada, para activar una nueva función de las imágenes…

--¿Sabes, Oriol? Lo que haces tú con las postales, salvando las diferencias, lo relaciono con lo que hizo Ed Ruscha, cuando realizó el que está considerado el primer libro de artista, titulado Veintinueve gasolineras.

Imagen de una selección de postales de Oriol Vilanova

Imagen de una selección de postales de Oriol Vilanova Wikipedia

Hasta que él “descubrió” esas estaciones de servicio, algunas de ellas abandonadas, nadie les había encontrado la belleza, nadie las había tomado en consideración sino por su funcionalidad. Con tus postales pasa algo parecido.

--Jaja, me gusta que establezcas esa relación, porque Ruscha me interesa mucho. De hecho, aquí en mi casa en Bruselas, cuando me asomo a la ventana del dormitorio veo una gasolinera. En principio no se considera agradable tener una gasolinera al lado de tu casa, pero a mí me gusta, me gusta más que un paisaje campestre, con sus árboles y sus matorrales… Esta gasolinera “mía” me parece un Ruscha.

Hablamos de El Rastro, el magnífico libro de Gómez de la Serna, y comparamos los mercados de segunda mano que él tan bien conoce. Su preferido es el de la ciudad donde vive, el Jeu de Balle: “Muchos mercados acaban convirtiéndose en anticuarios.

El Jeu de Balle no, y tiene la particularidad de que abre cada día de la semana, de manera que es un monumento que se construye cada día, y que cambia cada día. Otra singularidad es que el material expuesto no está preseleccionado, se mezcla todo, vajilla con ropa, objetos dispares…