Carlos Gallardo Piqué, consdejero delegado de Almirall
Almirall ha sorprendido positivamente al mercado con un arranque de ejercicio en el que ha sido capaz de multiplicar casi por tres los beneficios del primer trimestre. Además, uno de los factores que más han convencido a los inversores ha sido la ratificación de unos objetivos para el conjunto del año que pasan por ser notablemente ambiciosos, con incrementos a doble dígito en el volumen de ventas.
Tras dejar atrás la crisis de la pandemia, la compañía avanza con paso firme bajo las riendas de Carlos Gallardo, que ha terminado de confirmar el acierto que supuso dejar en sus manos el destino de la farmacéutica en la siempre tan delicada maniobra del relevo generacional en las empresas familiares.
La evolución de los negocios internacionales y, en especial, de los tratamientos clave se ha combinado con los ingresos por las cesiones de licencias en el negocio de medicina general para cimentar resultados que alimentan de forma de solvente las expectativas de un año particularmente positivo para la empresa.
El respaldo de los inversores ha sido una señal inequívoca de tal circunstancia. El impulso del 10,2% que recibió la cotización en la sesión del lunes confirma que el mercado apuesta de nuevo por Almirall, que afronta con garantías el camino hacia nuevos retos.
