Vida
Cristina Monge: "La vacuna para la desinformación es recuperar la confianza en las instituciones"
Los datos personales en internet son "verdaderamente jugosos" para las grandes compañías, que los venden al mejor postor como herramienta de propaganda
En la actualidad, la desinformación ha emergido como una amenaza para las democracias. Las redes sociales, diseñadas para captar la atención de los usuarios, facilitan la difusión de discursos polarizados y noticias falsas a una velocidad sin igual. A su vez, las grandes empresas se sirven de estas plataformas como herramientas privadas para ejercer su influencia.
En la tercera jornada de la reunión anual del Cercle d'Economia se ha reflexionado sobre el papel de las redes sociales como generadoras de desinformación y la importancia de recuperar la confianza en las instituciones para la calidad democrática en un ecosistema informativo cada vez más diverso. En la ponencia han participado Laura G. de Rivera, autora del libro Esclavos del algoritmo y periodista científica y Cristina Monge, politóloga.
La "vacuna para la desinformación es recuperar la confianza en las instituciones", ha dicho contundente la politóloga aragonesa tras señalar que la confianza en el Gobierno de España oscila entre 17-18%; en los partidos políticos, entre el 7 y el 8%; y en los medios de comunicación, no llega al 30%.
Los datos como instrumento político
Rivera ha abierto el debate haciendo referencia al uso de los datos personales como instrumento político. Según la periodista, al utilizar internet no solo se ofrece información básica sobre uno mismo, sino datos "verdaderamente jugosos" sobre los miedos, necesidades e inquietudes. Esta información, ha señalado, es aprovechada por grandes compañías y partidos políticos para estrategias de propaganda.
"Se pueden crear mensajes que dan justo en la diana de cada segmento de la población. Se puede conocer la clave para influir en los votantes", ha explicado Rivera, subrayando que estos datos, además de ser vendidos al mejor postor, también caen en manos de ciberdelincuentes.
Según la periodista científica, la desinformación es una consecuencia de la economía de la atención. "Contra más tiempo pasamos en redes, más datos damos a las grandes empresas". La periodista ha puesto como ejemplo la multa a Meta, Apple y TikTok por sus prácticas monopolistas.
"¿Sabéis qué respondió Meta?", ha preguntado Rivera a los asistentes al debate. "¡Que la UE estaba atentando contra su modelo de negocio!", ha señalado. "Y es cierto, porque su modelo de negocio son nuestros datos y es donde está el cimiento podrido donde es imposible construir", ha sentenciado.
Incertidumbre, desconfianza e ignorancia
Para Monge todo es consecuencia del "cóctel IDI: incertidumbre, desconfianza e ignorancia". La combinación de estos tres elementos son el caldo de cultivo para que los bulos circulen.
A pesar de señalar las redes sociales como las responsables de todos los males, Monge ha reconocido su enorme potencial, pero ha advertido de que su uso indiscriminado y la falta de mediación generan un vacío informativo en el que prospera la desinformación.
“La democracia es un proceso de toma de decisiones y una conversación pública. Cuando no existe una conversación pública de calidad, la democracia se debilita”, ha asegurado la politóloga, añadiendo que los medios tradicionales, como los periódicos o la radio, han perdido su papel como garantes de esa conversación pública.
Regulación
En clave europea, otra de las cuestiones que se han planteado es cómo se puede regular en este campo si se tratan mayoritariamente de empresas americanas, que apuestan por una política no intervencionista.
Para Monge, se debe aprovechar el enorme potencial de estas tecnologías para mejorar los valores. "Las herramientas con un enfoque positivo nos pueden ayudar a mejorar nuestras democracias y valores europeos. Debemos romper también la dicotomía entre innovación vs regulación. No están reñidas. Van de la mano. Si se regula bien se puede potenciar la innovación", ha señalado.
La politóloga también ha planteado que la legislación debe adaptarse a la nueva realidad digital. Ha asegurado que, aunque hace unos años parecía imposible, ahora es evidente que se puede hacer. La clave, según Monge, radica en encontrar un equilibrio que permita regular de manera que no frenen la innovación, sino que la potencien, creando normas claras que ayuden a preservar los valores democráticos.
Para Rivera, hay cosas que no se pueden regular. "Luchar contra la desinformación, censurando lo que no es verdad, equivaldría a constituir una especie de organismo estatal de la verdad, una especie de Inquisición. ¿Quién decide qué es verdad o mentira?", se ha preguntado.