
Ruinas de Tarraco CANVA
Confirmado: la cantera romana con la que se erigió Tarraco abre sus puertas por primera vez
La famosa aguja del Mèdol va a poder visitarse a finales de año
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A escasos kilómetros de Tarragona, la Cantera del Mèdol se erige como un testimonio silencioso del esplendor romano. Este vasto yacimiento de piedra caliza, explotado desde el siglo I a.C., fue fundamental en la construcción de la antigua Tarraco, capital de la Hispania Citerior. Con más de 200 metros de longitud y entre 10 y 40 metros de ancho, sus paredes casi verticales narran historias de esfuerzo y maestría.
En el corazón de la cantera se alza la imponente "Aguja del Mèdol", un monolito de 20 metros de altura que los romanos dejaron intacto como testigo del volumen de piedra extraída. Este pilar, único en su género, ofrece una visión tangible de las técnicas de cantería de la época y se ha convertido en un símbolo del legado romano en la región.
La piedra extraída, conocida como "piedra de Mèdol", es una lumaquela miocénica de tonalidades doradas, fácil de trabajar y resistente, que se utilizó en la construcción de monumentos emblemáticos como la muralla de Tarraco, el foro provincial y el anfiteatro. La proximidad de la cantera a la Vía Augusta facilitaba el transporte de los bloques hacia la ciudad, evidenciando una planificación logística avanzada.
Con el paso de los siglos, la actividad cesó y la naturaleza reclamó su espacio. Hoy, el "Clot del Mèdol" alberga un microclima singular que favorece la proliferación de especies vegetales como lentiscos, acebuches y aladiernos, así como fauna diversa, incluyendo aves rapaces y reptiles. Este equilibrio entre historia y naturaleza confiere al lugar un valor ecológico y paisajístico excepcional.
Patrimonio de la UNESCO
Reconocida como parte del conjunto arqueológico de Tarraco, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, la Cantera del Mèdol ha sido objeto de esfuerzos recientes para su conservación y puesta en valor. El Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT) ha asumido su gestión, con planes para mejorar la accesibilidad y ofrecer visitas guiadas que permitan a los visitantes sumergirse en este enclave histórico y natural.
Aunque el acceso al interior de la cantera ha estado restringido por motivos de seguridad, se han habilitado miradores perimetrales que ofrecen vistas panorámicas del yacimiento y su entorno. Estos puntos de observación permiten apreciar la magnitud de la cantera y la majestuosidad de la Aguja del Mèdol, invitando a la reflexión sobre la interacción entre el ser humano y el medio ambiente a lo largo de la historia.

Aguja del Mèdol MNAT
Pero esto puede cambiar. Desde el pasado lunes 12 de mayo, la histórica cantera pasa a ser oficialmente propiedad del Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT), gracias a la donación por parte de Abertis a la Agència Catalana del Patrimoni Cultural, del Departament de Cultura.
La directora del museo confirma que ya se ha encargado un estudio geológico a la UPC con el objetivo de reabrir la cantera al público “cuanto antes sea posible”, siempre y cuando el informe técnico confirme que no existen riesgos estructurales. Su voluntad es recuperar la experiencia de volver a estar junto a la aguja de la cantera para observar parte de la historia de Tarragona.
Todo listo
Todo a punta a que finales de 2025 pueda suceder. El primer paso para ello va a ser estudiar un sistema de acceso controlado, para proteger el yacimiento. Del mismo modo, esperan reactivar el centro de interpretación, situado en el área de servicio próxima, actualmente cerrado, salvo en ocasiones puntuales.
Por el momento, según apunta La Vanguardia, ya hay conversaciones en marcha para un convenio de colaboración que permita su reapertura de forma estable. De forma más inmediata, el MNAT ha previsto actuaciones de mantenimiento, limpieza, mejora de señalización y accesos, que se ejecutarán a lo largo del verano.
A partir de julio, comenzarán también itinerarios guiados gratuitos durante los fines de semana, de momento circunscritos al perímetro exterior de la cantera. Así, el Mèdol, tras años en la sombra, inicia una nueva etapa como espacio de memoria, naturaleza y divulgación histórica.