Fachada del edificio del Banco Sabadell en Barcelona

Fachada del edificio del Banco Sabadell en Barcelona David Zorrakino - Europa Press

Política

Por qué es más difícil la OPA del BBVA sobre el Sabadell hoy que antes de la consulta pública anunciada por Sánchez

La iniciativa del Ejecutivo introduce un nuevo filtro y una oportunidad para visibilizar formalmente el rechazo de amplios sectores de la sociedad

Más información: Sánchez anuncia la apertura de una consulta pública para decidir el futuro de la OPA del BBVA al Sabadell

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La OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell ha entrado esta semana en una nueva fase de incertidumbre política y presión social tras el anuncio sorpresa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la inauguración de la reunión anual del Cercle d’Economia en Barcelona.

A partir de este martes, el Ejecutivo abrirá una consulta pública para recabar opiniones sobre si la OPA respeta o no el interés general. Aunque no es un mecanismo vinculante, el simple hecho de convocarlo ha supuesto un giro en lo que ya se considera la operación económica más importante de la última década. Y sus inesperadas palabras, en todo caso, ponen más difícil la operación.

Fuerte oposición

La pasada semana, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) avaló la fusión, siempre que se den unas condiciones particulares, y elevó el caso al Gobierno. Pero Sánchez, hábil y astuto una vez más, se ha sacudido parte de la responsabilidad sobre la decisión con un anuncio inesperado, acogido con alegría en el Sabadell y con incertidumbre en el BBVA.

Si antes del anuncio del presidente ya contaba con una fuerte oposición política, económica y sindical, con esta consulta pública —una herramienta prevista en la ley, pero poco habitual en casos empresariales como este— se formaliza un espacio para canalizar ese rechazo. Y eso cambia el tablero.

Un "termómetro social"

Es importante aclarar qué es y qué no es esta consulta. No se trata de un referéndum ni de una votación vinculante. Tampoco de un procedimiento reglado que obligue al Gobierno a decidir en función de los resultados. Es una iniciativa de transparencia, abierta a ciudadanos, entidades y colectivos, para recoger opiniones sobre un asunto de interés público.

Aunque el trámite no tenga fuerza legal, la consulta actúa como un "termómetro social". Y lo que marca hoy ese termómetro no es precisamente neutralidad. La oposición a la OPA ha sido constante desde que BBVA lanzó la operación en mayo de 2024, en plena campaña electoral catalana. Un año después, el contexto sigue enrarecido y con más voces en contra que nunca.

El anuncio de Sánchez fue recibido con entusiasmo por la mayoría de los asistentes que llenaban por completo el auditorio del Palau de Congressos de Catalunya, la mayoría empresarios destacados del país. Entre ellos se encontraban los presidentes de ambos bancos, Josep Oliu, del Banco Sabadell, y un sorprendido Carlos Torres, del BBVA, situados en las primeras filas.

Entorpecer la operación

Según las fuentes consultadas por Crónica Global, la propuesta de Sánchez no es más que una excusa para poner palos en las ruedas a una OPA que no veía con buenos ojos desde un principio, aunque no podía pronunciarse abiertamente.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del Cercle d'Economia, Jaume Guardiola

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del Cercle d'Economia, Jaume Guardiola GALA ESPÍN

Los socios del Gobierno también se han posicionado en bloque contra la operación. ERC alerta del impacto en el empleo, en el acceso al crédito y en el modelo bancario de proximidad. Los Comunes advierten de los riesgos de concentración bancaria tras las lecciones de la última crisis financiera. Y Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y líder de Sumar, califica la OPA directamente como un “error mayúsculo”.

En la esfera autonómica, aunque el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, no se ha mostrado públicamente en contra de la OPA, sí ha expresado su voluntad de preservar un modelo bancario “arraigado” y próximo a las pymes y la ciudadanía. Más teniendo en cuenta el regreso del Banco Sabadell siete años después del procés como reflejo de la vuelta a la normalidad en Cataluña.

Patronales y sindicatos claman en contra

Pero la oposición no se limita sólo a lo político. Patronales como Foment del Treball y Pimec, así como la Cámara de Comercio de Barcelona, también han alzado la voz contra la operación. Hasta 40 organizaciones presentaron alegaciones de un total de más de 70 que querían hacerlo. Una de ellas, Foment, ya ha recurrido ante la Audiencia Nacional tras quedar fuera del proceso. Todos quieren decir la suya y, seguramente, harán llegar sus reticencias por escrito.

En el plano laboral, los sindicatos llevaron la OPA a la manifestación del 1 de mayo, Día del Trabajador. Los mayoritarios mostraron un rechazo al unísono“No estamos de acuerdo con esta OPA porque no garantiza los servicios bancarios y limita la competencia. Es una operación que no aporta nada bueno a la gente trabajadora y que si implica una reducción de empleo traerá más precariedad”, señalaron los secretarios generales de CCOO y UGT.

Señales desde el mercado

El anuncio de Sánchez también ha tenido reflejo inmediato en los mercados. Este lunes, tras conocerse la consulta pública, se produjo un desacople inusual entre las cotizaciones de ambas entidades. Mientras las acciones del BBVA subían un 1,8%, las del Sabadell apenas avanzaron un 0,4%. La brecha refleja que los inversores perciben mayores trabas para la operación. En concreto, el Sabadell ha perdido cerca del 0,6% desde el anuncio, lo que evidencia dudas sobre la viabilidad de la oferta.

Algunos analistas interpretan esta corrección como el inicio de un escenario más volátil. Incluso se conjetura con que la presión social e institucional podría forzar al BBVA a mejorar su oferta, extremo que, hoy por hoy, no está sobre la mesa.

Una OPA más difícil

La OPA del BBVA sobre el Sabadell es hoy más difícil que nunca. No sólo por el procedimiento técnico, que sigue avanzando, sino por la dimensión política, social y económica que ha adquirido. El anuncio de Sánchez no paraliza formalmente la operación, pero sí introduce un nuevo filtro y una oportunidad para visibilizar formalmente el rechazo de amplios sectores de la sociedad.

A 15 días de que el Ministerio de Economía deba pronunciarse, la operación ya no sólo está en manos del mercado, sino también —aunque de forma no vinculante— de la ciudadanía. Y en ese terreno, el BBVA juega hoy en campo contrario.